Supongo que tendría que volver a la campaña de Glorantha, en la que
me hice, con Jeren Stormblade, amigo del más curioso de los
Orlanthis: Fran el pastor. Era un tipejo. Mujeriego, borracho,
pero con el cariño de Orlanth. Era capaz de convocar un espíritu
con forma de oveja-zombi que arrancaba el alma de sus rivales.
No es que fuera un gran guerrero al principio, pero al final, poco a
poco, llegó a Señor de las Runas.
Conste que con lo cutre que era el máster estuvimos a punto de tirar
la toalla al ver las tablas de RQ. En el librillo de reglas del El
Señor de las Runas viene un tabla de precios muy interesante. Vimos
que comprar un cerdo en el campo vale tanto, y el ciudad valía mucho
más que “tanto”. Contamos lo que teníamos y nos daba para tres
cerdos, que podríamos transportar hasta la ciudad más cercana y
forrarnos. Al final, y viendo la cara del máster, desistimos. Sería
tan perro como para matarnos a los cerdos de peste, o ser víctimas
de asaltantes u otra joya cualquiera.
Fran murió de una manera bastante cruel, durante la defensa de nuestro reino contra seres del caos, ya que lanzó su espíritu oveja contra un enemigo que tenía un hechizo espejo. Fue víctima de su propio ataque y su alma se perdió en el vacío. Épica, pero cruel muerte.
Pues eso, Fran el pastor de ovejas.
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