Saltaron a Botajef a través del Thrill de la Nebulosa Denaria.
En cuanto pudieron salirse del alcance de los sensores y pasar desapercibidos a ojos extraños se introdujeron en el Corredor Salin rumbo a Vjun. Serían varios saltos y costaría bastante combustible, pero los apaños de Dash Vondar con las baterías de la nave aumentaban el rendimiento y la eficiencia.
Había varias ideas en el aire... Botajef estaba relativamente cerca de Dathomir. La ruta también podría acercarse a Mandalore. Raydonia estaba en las visiones de Garen. Fue en el salto de Botajef a Phindar cuando el muchacho tuvo una enorme visión que casi lo deja bloqueado. A gritos llegó a la cabina, diciendo que había que frenar ¡YA!
Sacaron a la nave del hiperespacio y allí estaba: una cápsula de salvamento imperial. Garen había detectado el lugar exacto, la Fuerza había guiado al muchacho hasta su visión. Rescataron la cápsula y encontraron dentro un cadáver y un soldado de asalto superviviente. Éste empezó a dar órdenes tan pronto se vio en la Némesis: "Esta nave queda confiscada por el Imperio, pongan el rumbo que yo les diré" y tal y cual... Lucas movió la mano ante su cara y le dijo "tranquilízate, está todo controlado; ya puedes descansar, soldado". Lo mandaron a la cantina y le extrajeron lo que pudieron: un jedi oscuro atacó la nave y se llevó datos. Supieron también que los padres de Gar Garen estaban relacionados con lo que fuera que estaba buscando el jedi oscuro.
Decidieron devolver al soldado al Imperio. Su charla con la vicealmirante Nesh les había dado cierta perspectiva y ésto podría ser un gesto de buena voluntad. Podían o volver a Botajef, donde sabían seguro que estaban los imperiales, pero que les costaría días de viaje por desandar el camino; o seguir el Corredor Salin y llegar a Alba-16, una base imperial que salía en los holomapas antiguos. Eligieron esta última opción, desafortunadamente.
El planeta era orbitado por varios cruceros imperiales, y no pudieron evitar sentir que se metían en la boca del lobo al solicitar paso libre para entregar a un imperial herido, usando la carta de la vicealmirante Nesh como salvoconducto. Aterrizaron en la base imperial (una especie de espaciódromo con cuartel y varias dependencias más) en una llanura enorme en una zona bastante seca del planeta.
Al descender fueron recibidos por un oficial que les agradeció la colaboración llevándose al soldado herido, y dejando a seis soldados con un speeder sin capota con un cañón bláster trasero y un cepo de gravedad enganchado en una de las patas de la Némesis. Agacharon la cabeza y esperaron durante un tiempo. Tiempo que se transformó en una hora y luego varias más. Lucas no lo vio claro y bajó a hablar con el soldado al mando, que le respondió con evasivas, malos modos y sin dar importancia a las palabras del jedi. Lucas no quiso soportar más la situación y se dispuso a anular el cepo, a lo que los soldados respondieron con unas amenazas que acabaron cumpliendo: el combate fue inevitable.
Lucas intentó no matar a nadie y empujó con la Fuerza y deflectó disparos de bláster, Zeth también salió de la nave y ayudó junto a Garen. Cuando consiguieron reducir a la escuadra vieron llegar desde el acuartelamiento a un A-A5 modificado (era algo más pequeño) que se dirigía hacia ellos abriendo fuego contra su nave. Antes de que Lucas pudiera dar la orden de despegar, Essantha lanzó un cohete mandaloriano a la tanqueta, haciendo que ésta perdiera velocidad y se clavara en el suelo a unos 30 metros de ellos. Subieron a la nave y, a gritos, ordenaron a Plug-In que despegara a toda velocidad. En órbita fueron alcanzados por las baterías de los cruceros, que hicieron mella en los escudos... gracias a los avances aplicados en las baterías por Vondar no saltaron en pedazos. "¡Salta! ¡Salta, madita sea!" le gritaron al droide... y eso hizo.
Lo siguiente que vieron fue al aledaño planeta Phindar haciéndose enorme ante ellos. Cayeron a toda velocidad en dirección a una jungla que lo cubría todo en todas direcciones, y se estrellaron sobre el vientre de la Némesis aplastando palmeras, ocotes, orquídeas, manglares... en unos 100 metros de ensordecedor desplazamiento. Finalmente la nave se detuvo, apoyando su flanco estribor contra los troncos que habían detenido su avance. Se hizo el silencio total. Todos los sistemas se apagaron.