"Si quien controla el pasado controla el futuro... ¿quien controla el presente controla el pasado?"
El Arca era el nombre que le dábamos, y no tenía otro. El Anciano nos había sacado del Refugio hace mucho porque no había papeo y el aire cada vez olía peor, y nos habíamos asentado justo encima, en unos túneles que comunicaban ciudades de los Antiguos. Estaba justo debajo del Suelo de Arriba, bajo una estación de tren. Era nuestro hogar.
El Arca |
Allí Tarot, Nelson y Ford vivían como tres más de entre nosotros, pero llegaron a ser leyendas vivientes. Primero aniquilando a La Bestia (un enorme monstruo de cuatro patas y cuernos en la boca que rondaba el Suelo de Arriba matando a nuestros merodeadores), rondando por los edificios más altos, despistando incluso a los guls y trayendo el cadáver de aquel Sin-Párpados. O las historias de la Arena del Toro Rojo, donde los Sin-Párpados vivían esclavizando a otras Personas. O el cuento del Señor de Metal que vigilaba con ojos rojos y luces brillantes rondando por La Zona, en busca de algo y atormentando a los Sin-Párpados.
Arena del Toro Rojo |
Habían ayudado al jefe Mohamin a construir la zona de cultivos en el Túnel Sur, y habían montado una taberna con lingotazos ante el vagón en el que vivían cerca del nodo de vías. Habían mirado con ojos entornados y ceños de duda al Templo al Espíritu de la Máquina que casi surgió solo a la sombra de la aparición del Señor de Metal.
Señor de Metal |
Habían defendido el Arca cuando los Sin-Párpados atacaron desde el Túnel Norte, el túnel de la jefe Marlotte. Incluso a pesar de la jefe Marlotte y de sus hombres.
Un Sin-Párpados |
Y al fin Tarot, el merodeador de seis patas, formó su propia banda con sus propias motivaciones, con Ford montando cacharros en el vagón común y Nelson partiendo las caras que hiciera falta. Hay quien dice que Tarot lo hacía todo por aquella chica esclava llamada Glorianna. La que era de la contrabandista Ígrit. Quién sabe.
Y habían encontrado al norte del Arca aquel artefacto de tecnología de los Antiguos en el que se podían ver imágenes en movimiento.
Aquéllo y lo que en ella vieron, dicen los cronistas, detonó todo lo que vendría después.