domingo, 3 de noviembre de 2019

Al norte de Stonebridge

Stonebridge es la localidad que he elegido para iniciar mi campaña estilo West Marches en la biblioteca municipal de mi ciudad.

Es un viejo pueblo comercial amurallado relativamente pequeño que, hasta ahora, lo único que tenía de especial es que tenía un puente de piedra al norte que era imposible de cruzar. Incluso el río que salvaba era impracticable para dirigirse al norte. Ésto era debido a que, hace más o menos un siglo, hubo una gran guerra entre las fuerzas de la Ley y las del Caos. 
En esa época, en la que todavía había héroes, estaba el Enemigo, había monstruos, magia, maravillas y portentos, hubo una última gran batalla que, en principio, sería definitiva. No se sabe ni cómo ni quién, pero todas las tierras al norte de Stonebridge quedaron cerradas por medio de una suerte de muralla mágica que era infranqueable. Nadie, en cien años, ha sido capaz de cruzar al norte ni visitar las tierras en contienda en las que se desarrolló la Guerra. 

Pues bien, hace tan solo unas pocas semanas la barrera, inexplicablemente, ha caído pudiendo solo cruzarse "al otro lado" por el puente. De ese otro lado llegaron unas criaturas (¿monstruos?) que, por suerte, fueron reducidos por la Guardia Real que desde hace años vela por el inútil (hasta entonces) Puente de Piedra. Temerosos de nuevos ataques, desde el pueblo de Stonebridge se ha llamado a las armas. La Guardia ha sido reforzada y la entrada al Puente ha sido reforzada y protegida por obstáculos bajos intercalados: nada podría salir sin recibir el ataque de las fuerzas defensoras. Ahora faltan valientes para internarse en las Tierras Desconocidas.
Pero el Reino vive una etapa de paz y prosperidad, y a nadie le interesa arriesgarse a cruzar el Puente. ¿Por qué? ¿Para qué? Ya no hay magia, ya no hay "grandes enemigos", ya no hay milagros... ¿quién querría exponerse de esa manera por el simple hecho de "vivir aventuras"?

Rûmin Fendetestas, el enano propietario de la taberna del Troll Borracho, lo tiene claro: vosotros.  Sí, esos que sentís ese picor, esa inquietud, esa ansia inextricable por sentiros vivos.

Rûmin ha registrado el Gremio de Aventureros de Stonebridge como sociedad legal ante el Reino. Acepta a casi cualquiera que se apunte: cama, comida caliente y negocia rebajas en la herrería del Pequeño Erik, así como en el almacén de vituallas y sartenes de Bob el Silencioso, en la tienducha de rarezas extrañas de Norm el gnomo y las otras tiendas del pueblo para los miembros del Gremio. Sólo pide el 10% de lo encontrado en oro y ventaja en la negociación por cualquier artefacto rescatado. 

Pocos se han atrevido a apuntarse en el Gremio y cruzar. Pocos esperan de nuevo esa época de maravillas, milagros y portentos. A esos pocos les llamamos locos.

Bueno, Rûmin les llama "héroes".


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