lunes, 31 de diciembre de 2012

Cambios estáticos.

Cha-cha-cha-cha-chaaaaaanges! Que decía el Bowie...

Cambiamos del 2012 al 2013, pero en definitiva nada cambia. El mundo sigue girando y nosotros con él. Aprovechando estos días me he hecho varios autorregalos muy interesantes para añadir a la biblioteca de la Universidad:

- La Caja Verde y la Pantallas de la Marca del Este. Porque mola. Y me gustó más esta caja que la azul.

- Z-Corps y Pantalla. Porque es un juegazo de sacarse el sombrero.

- Pantallas de El Anillo Único. A pesar de que leí que están llenas de erratas (y hay que joderse si es así).

En el grupo hemos estado en un año raro. Durante casi todo el año hemos jugado a Montaraces del Norte, pero el sistema de TROS me empieza a apretar demasiado, y he buscado otros sistemas que me pudieran liberar un poco más, desde el HARP (me gusta MERP) hasta el propio Anillo Único (tengo la ayuda no oficial para jugar con Montaraces, y a lo mejor es la que usaremos finalmente, ya que el suplemento de Rivendel oficial al parecer se retrasará bastante). 

En cuanto a tablero, le hemos dado una segunda oportunidad a Las Mansiones de la Locura (incluso he jugado con dos de mis sobrinos (12 y 10 años), y les ha gustado bastante. 

En general es un muy mal año para todos; y peor será el que viene, seguro. Yo tengo suerte, porque trabajo; no noto tanto el hostiazo de realidad que otros llevan sistiendo desde hace tiempo.

En fin, os deseo una muy buena noche a todos y todas y, sobre todo, que seáis inmensamente felices y una vida maravillosa en todos los aspectos.

¡Enjaulados! (LMdC)

Por medio del callejeo y de varios metacarpos rotos consiguieron varias pistas que llevaban a Lynnwood. Allí, en medio de los campos sembrados, había una granja que a algunos les recordaba a Wacco. 

Parecía una granja normal, pero el gasto de energía era altísimo. Contaba con un sistema de videocámaras, pero Cable pudo hackearlas para que Nº10 pudiera entrar. Nº9, también uniformado, aguardaba en la furgoneta junto a su moto.

Nº10 entró y pudo acceder a una nave donde guardaban material extraño, con unos 5 guardias y otros tantos tipos con batas blancas. Desde la base los demás pudieron confirmar que se trataba de algún tipo de refrigerador para productos radiactivos. Una extraña esfera fue cargada en un furgón blindado (era un furgón de un banco, robado días atrás). El furgón salió de la granja y fue Nº9, en su moto, el que los siguió. Sí, "los". De la granja salieron dos furgones blindados con la misma matrícula, y no podían confirmar en cual estaba la esfera. Bates logró pegar un GPS a uno de los furgones y siguió al otro por la ciudad.

Mann vio que, al meter la esfera, los científicos que había en la nave usaban una especie de mando a distancia con pantalla digital. Decidió hacerse con él.  Ahora que había menos guardias armados lanzó una bomba destelladora y entrando a saco en el lugar. En unos segundos había seis mercenarios inconscientes en el suelo. Pero otros dieron la alarma: cogió el "mando" y se desvaneció rumbo a la alambrada, para ver, saliendo de la casa principal, a un enorme hombre vestido de paramilitar, de rostro blanco y cabeza blanca y rapada a cero... El Coronel.

Durante las siguientes horas intentaron seguir a los furgones, pero desaparecieron en garajes privados de edificios donde, a pesar de estar vacíos, la seguridad era muy alta. Decidieron no llamar la atención y replegarse.

Y llegó la noche. El gobernador Woods y señora darían un discurso bastante importante en el Betlam Stadium. Wayland estaría allí, y Goldfield y Bates acudirían como seguridad.
Sospechaban que algo ocurriría, y Mann aguardaba en la furgoneta, oculto pero cerca del estadio.
Y entonces ocurrió: El gobernador iba a empezar a hablar ante aquellos cientos de ciudadanos, pero fue interrumpido: la enorme pantalla a sus espaldas se encendió, y un hombre rapado de tez blanca salió en ella con una sonrisa torcida. Todas las puertas se cerraron, y paramilitares armados surgieron de todas partes.

Wayland, Goldfield y Bates se miraron, y se dieron cuenta de que estaban enjaulados. 

viernes, 21 de diciembre de 2012

El Hobbit

Ni aburrida ni con escenas que sobran.

Me encantó. Más que la trilogía del Señor de los Anillos.

¿Con mucha fantasmada? Sí, pero lo compensa con escenas geniales e historia paralela.

¿Lo peor? Radagast y su trineo.

Gracias de nuevo, San Peter.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Decisiones Incómodas (LMdC)

La hacker se hacía llamar Fedora, y nada pudo obtener Cable de ella.

Goldfield la interrogó, pero al final tuvo que usar un suero experimental de Slizard para obtener, de nuevo, nada. La muchacha parecía entrenada en espionaje o algo así... o simplemente decía la verdad: todo había sido un error. En su búsqueda de sacar trapos sucios de Industrias Wayland se había encontrado con todo el marrón del Centinela.

Bates y Mann intentaron encontrar información sobre el Coronel, pero todo llevaba a callejones sin salida. Sabían que uno de los traficantes de armas sería trasladado a Lighthouse Rock en un par de días. Concertaron una cita con Rodwell, el poli al que habían ayudado en la detención de los dos alemanes. Rodwell sólo les pudo dar datos sobre el trayecto y la hora de traslado, además de que el juez les había impuesto una fianza a los dos tipos... no muy alta para esos niveles, pero nadie la había pagado. No se había presentado ni un abogado.

Decidieron secuestrar al alemán que había de ser trasladado a la penitenciaría. Un plan que Wayland y Slizard recibieron levantando sonoramente una ceja. El plan sería bloquear el tráfico en el puente de Moench St. y, sin el traje de centinela pero con un disfraz, extraer al prisionero del furgón blindado de la policía usando gel explosivo, gas somnífero y una lancha potente. Mann se ocultaría en una de las columnas del puente y Bates llegaría con un vehículo camuflado.

El plan hubiera ido bien, si no fuera porque un grupo de paramilitares decidió activarse en ese momento y atacar el furgón con RPGs. Consiguieron eliminar a los mercenarios, pero el furgón recibió un impacto de misil, matando a los que iban en la parte de atrás.

El equipo salió por patas del puente, con el orgullo bajo mínimos.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Al descubierto (LMdC)

La noche era fría y lluviosa. Aquel 2006 había sido un año regular, y Bates lo sabía. Lo único que quería era volver a la base, ducharse y cenar algo caliente.
Pero los disparos a un par de manzanas hicieron explotar esa burbuja de ilusión: tocaba trabajar.

Industrial Park no era el mejor lugar del mundo, pero Nº9 se sentía como en casa. Avanzó entre azoteas hasta que vio a dos tipos trajeados corriendo bajo él, intercambiando disparos con otros dos individuos, éstos vestidos de manera más "agreste": vaqueros, guardapolvos y chaquetas negras de cuero de aviador. Bates observó un rato, comentando la jugada con Cable y Goldfield.
Decidió esperar, pero tuvo que reaccionar por la fuerza cuando el perseguidor del guardapolvos cayó de un disparo en el pecho. El de la cazadora de aviador lo puso a cubierto, y los trajeados siguieron a la carrera. 

Nº9 cayó sobre ellos reduciéndolos en dos golpes (el que les dio él y el que se dieron ellos contra el suelo). Cable le dio el aviso: el de la cazadora era poli y pedía una ambulancia y refuerzos. Pincharon la línea y Bates habló directamente con el poli: "Soy el Centinela. No dispares y te ayudaré a salvar la vida de tu amigo". 
Rodwell, detective duro y veterano detuvo a los dos trajeados y aceptó la palabra del Centinela: Fitchner, su compañero, acabaría en el hospital más cercano.

Y así fue. Fitchner viajó en la furgoneta junto a Brenda (la sanitario) y Allan (el experto conductor) y acabó ciertamente en el Hospital de la Virgen de la Caridad.

Fue durante el regreso a la base que Cable y Nº9 detectaron fallos en los sistemas informáticos del traje...
Alguien había entrado en la base de datos y le había dado tiempo a hacerse con varios archivos. Cable comenzó un tecleo frenético que duró varias horas.
Tras escanear por la red las caras de los dos trajeados Goldfield descubrió que se trataba de dos reclutadores mercenarios y traficantes de armas de cierto renombre, provenientes de la Alemania Occidental. Alguien intentaba meter armas en la ciudad y, tratándose de esa gente, no serían las habituales armas de mano.

Cable descubrió que la intrusión provenía de la mismísima Betlam después de rastrear la señal de entrada por servidores de medio mundo. Cuatro posibles lugares salían en su pantalla. Debido a la necesidad de capturar al intruso lo antes posible los dos Centinelas fueron desplegados: uno al norte de la ciudad y otro al sur.
Nº10 registró los pisos del norte, donde encontró ordenadores, un rack, bebidas energéticas y poco más. Así informó a la base. Por su lado, Nº9 encontró, en un edificio abandonado casi en Fox Harbour, algo más. Allí había alguien y estaba bien protegido: cámaras, sensores. Aquello no sería fácil. Con la tele-ayuda de Nº4 y de Cable pudo colarse en el edificio, mientras Nº10 en la furgoneta se acercaba a su posición cruzando la ciudad.

Al final Nº9 se coló en en edificio, pero alguna alarma debió conectar, ya que vio cómo alguien abandonaba el lugar. Nº10 también, y salió de las sombras para agarrar al hacker y reducirlo. Casi le había partido los brazos cuando se dio cuenta de que tan sólo era una chica de poco más de metro y medio. La redujo con el táser de sus guantes y la cargó en la furgo.

Todo el equipo se replegó a la base.