sábado, 29 de septiembre de 2012

La vida pasa y pasa

Hay quien dice que la vida muchas veces nos pone en nuestro sitio. A veces es verdad. Pocas, desde mi punto de vista. Veo cada día como gente injusta, parasitaria, auténticos hijos de puta siguen plácidamente con su existencia y nada malo, en general, les ocurre.

Hoy me levanto y veo ésto.

No es justo. No es normal. No es comprensible. A esta gente no hacía falta ponerla en su sitio: ya esta en él y no es sino en medio de dos terremotos. Y, ahora, ¿inundaciones?
A Lorca sólo le falta que le caiga un meteorito encima. 
Siento de veras lo que le pasa a toda esa gente de Lorca, en especial a los compañeros de La Marca del Este que, con ilusión y ganas, habían puesto a nuestra disposición el Old School que ha arrasado en España y una gran gama de juegos y artículos en su tienda Tesoros de la Marca. 

La verdad, es para quedarse sin palabras.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Setenta y Cinco

El 21 de septiembre de 1937 salió a la venta una tirada de unos 1500 ejemplares de un libro llamado El Hobbit.

No es la versión que conocemos ahora, pero esa fue en verdad la primera vez que salía a la luz ese título.
"Bilbo Baggins was a Hobbit who lived in his Hobbit hole and never went for adventures, at last Gandalf the wizard and his Dwarves persuaded him to go. He had a very exciting time fighting goblins and wargs. At last they get to the lonely mountain; Smaug, the dragon who guards it is killed and after a terrific battle with the goblins he returned home — rich!
This book, with the help of maps, does not need any illustrations it is good and should appeal to all children between the ages of 5 and 9."
 Reseña de Rayner Unwin, de 10 años, para su padre Stanley. Cobraba un chelín por cada una.


 La nueva película sobre El Hobbit (trilogía en este caso)... a ver si nos sorprenden y no envejecen tan mal como las de El Señor de los Anillos.
Algunos lo celebraremos mañana con un segundo desayuno, al más puro estilo hobbit. A todos aquellos que lo hagan, buen provecho...


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Montaraces del Norte 2x02

Asqueados y sólo consolados por la amistad de Centenillo Mantecona, los tres amigos abandonaron Bree.

La noche anterior había entrado en escena un nuevo bufón: el alcalde de Bree, un tal Bernie Arenas. Conocían el apellido, pero era más propio de hobbits. De todas formas el apellido se ajustaba a su talla moral: casi consiguió convencer al pueblo de que la culpa era de elfos y montaraces. Díndae paseó por el exterior para ver qué opinaba la gente, y lo que sacó en conclusión era que Bree era cada vez más decepcionante.

A primera hora partieron, encontrádose por el camino con los tres enanos, que ni siquiera habían dormido en el pueblo... se habían largado después de haber sido invitados a irse, no sin antes ser esquilamos a impuestos por sus ventas en la feria de primavera. 
Compartieron camino y destino, ya que los convencieron de ir a Daembar. 
Allí muchos se alegraron del regreso de Díndae, quien tuvo que aceptar la reprimenda de una muchacha que ya no era una niña: Gilraen hija de Dírhael. 
En el pueblo se pusieron al día, y Thorongil pudo dar a su esposa una hermosa peineta de plata de factura enana que había comprado a Nîm. Kargor estuvo con los enanos, y mostró en diversas ocasiones su malestar por la actitud de los habitantes de Bree con palabras muy duras.

Forendil y Díndae, tal para cual, compartieron tiempo y conversación, pero al final todos debieron reunirse con el Capitán Arador. Éste, junto a su escolta, se alegró al verlos, pero rápidamente debió repartir órdenes.

Había que partir al Este, a Rhudaur, donde los trolls criaban y atacaban granjas y poblados noche tras noche. Había que salir a cazar trolls. A su grupo fue asignado Fëagorn, quien tuvo que pasar una prueba de entereza designada por Díndae: toda la noche velando. En medio de la noche fue atacado por Forendil y el mismo Díndae, pero durante largo tiempo supo mantenerse a cubierto, oculto y alerta, algo por lo que obtuvo el aprobado del montaraz.

Partieron no menos de 30 desde Daembar y se separaron antes de Bree: unos para rodear las Colinas del Tiempo por el norte pasando por Fornost primero y otros para seguir el Camino del Este hacia Rhudaur y el Bosque de los Trolls. Los tres amigos, junto con Fëagorn, decidieron atravesar el Bosque de Chet de norte a sur, pues allí habían visto trolls anteriormente. Y no fue mala idea.

Era de día, atravesaban un claro siguiendo unas huellas de hombre cuando un enorme troll se avalanzó sobre ellos. Pudieron reaccionar por los pelos, ya que ese ataque era inexplicable y terrible. El troll era enorme, de piel negra y lengua roja, y portaba una espada de hierro ancha y pesada. Fëagorn y Díndae soltaron flechas, Thorongil su jabalina y Kargor tomó su espada y se plantó para recibir el ataque.

Las flechas sólo quedaron colgando de la piel coriácea del troll, pero la jabalina hizo mella. Los golpes se sucedieron, así como las esquivas: Díndae se apartó por muy poco de un golpe que bien habría podido partirlo en dos. Al final el número fue determinante, y los múltiples golpes de espada de los tres jóvenes pero experimentados dúnedain dieron con el troll en el suelo, donde lo remataron.

Kargor lo observó de cerca (inerte se dejaba observar mejor) y rebuscó en su extenso conocimiento sobre folklore... Olog-hai, la Raza Troll, una estirpe temible sólo vista por unos pocos... un ejemplo de lo que podría venir más adelante. Se imaginaron ejércitos de esos seres campando a la luz del día y sus espíritus temblaron: al Este había que ir, a impedir tal cosa. Se preguntaron qué diantres hacía allí, y quién lo habría guiado a ese lugar. 

Díndae juraba que, en la granja donde habían matado a los dos trolls de los bosques, había visto a un hombre vestido de oscuro alejarse; y aseguraba que ese hombre no era otro que el desaparecido Belegost. Tal vez él era el causante de todo este dolor...

lunes, 17 de septiembre de 2012

Montaraces del Norte 2x01

El reencuentro era inevitable.

Habían pasado 17 años, pero los tres jóvenes estaban, en apariencia, igual. Cada uno había partido en una dirección después de aquel Invierno de 2912. Algo había cambiado en ellos. La muerte de Argonui para Kargor; el matrimonio con Elenhen para Thorongil; la asfixiante sensación de derrota continuada para Díndae...

Se reunieron en Bree. Kargor y Thorongil estuvieron poco tiempo separados: ambos residían en Daembar, el poblado dúnadan al norte de Scary. Habían viajado poco, siendo Kargor el que más se había aventurado a ver mundo, encontrándose por casualidad con un grupo de elfos al que escoltó al Oeste, y al que protegió junto a Gildor Inglórion y su banda de un ataque orco. Viajó con ellos hasta las Torres Blancas, y regresó con Gildor al este. Thorongil se vio en medio de diversos problemas diplomáticos, que resolvió gracias a su capacidad mediadora y de dar consejos que fueron afortunados. Tal vez la vida de casado había templado su carácter.

Díndae había estado más aislado: esa sensación de estar perdiendo terreno pudo con él. Sabía que todo lo que no fuera luchar era pasividad y, consecuentemente, derrota. Viajó durante un tiempo y se asentó, casi en solitario, en Annúminas. Se acantonó allí y durante meses la saneó de enemigos. Pero ese aislamiento lo separó del mundo. Cada vez le resultaba más difícil  estar con gente, hasta el punto en que se volvió insoportable. Cazó orcos y cazó huargos, y Annúminas se ganó de nuevo la fama de maldita y terrible para todos aquellos que no fueran dúnedain.
Contaba con poca compañía, pero Forendil solía viajar por la zona y, siendo de parecido carácter, forjaron una buena amistad. Pero fue el joven Fëagorn el que puso en contacto de nuevo a los tres amigos: Kargor y Thorongil habían de estar en Bree para la fiesta de entrada de la primavera. Díndae, después de darle vueltas, dio aviso de que allí estaría.

Y allí se vieron, y grandes abrazos y lágrimas secas los acompañaron: habían pasado nada menos que 10 años desde la última vez que habían visto a Díndae. Se pusieron al día e intercambiaron regalos (Díndae había hecho un cuerno de madera para Thorongil y un arco compuesto para Kargor) mientras veían los cambios a su alrededor. Bree se había cerrado en sí misma y, aunque el mercadeo crecía, los extranjeros y los montaraces no eran bien recibidos.
En El Póney Pisador Centenillo reposaba descansando sus problemas de gota cerca de una ventana. Aparentaba mayor y cansado, y se alegró y se sorprendió al ver a los tres jóvenes (sobre todo de verlos igual a como eran). Su hijo, Arrocillo Mantecona, dirigía ahora el lugar, y no paraba de lanzar miradas suspicaces al grupo, a pesar de lo que dijera su padre.

Recordemos que los tres dúnedain rondaban la veintena en sus primeras aventuras; habían pasado 17 años, estando más cerca de los 40 que de los 30... pero aparentaban joviales veinteañeros.

Después de hablar un rato con Centenillo decidieron salir a ver la fiesta: múltiples puestos rodeaban la colina... Gentes de Combe, Archet, Entibo paseaban entre los puestos. Se sorprendieron al ver nada más y nada menos que a Nîm, Dori y Náin, los tres enanos de las Montañas Azules con los que tan buen trato habían tenido. Conversaron con ellos luego en el Póney Pisador, y ya la noche estaba avanzada cuando un muchacho irrumpió por la puerta Este dando voces. "Trolls", gritaba, "los trolls tienen a mi familia". Casi al borde del desmayo, entraron al muchacho al Póney para darle un tentempié y un hobbit que allí había reonoció al niño como el hijo mayor de unos granjeros al otro lado de la colina. Pidieron indicaciones para llegar allí, que les fueron dadas; luego pidieron voluntarios para ayudar a sus vecinos. Nadie habló.

La granja estaba a pocas millas, y en menos de una hora la tenían a la vista bajo la luna. Un par de edificios de piedra, rodeados por colinas bajas. Díndae se apostó con el arco largo mientras Kargor por un lado y Thorongil por el otro flanqueaban el edificio principal. 
Un horrible troll de más de dos metros y medio salió del edificio con sólo un mandil y un pantalón corto. Vio a Kargor, con el que intercambió insultos en un extraño diálogo para besugos que incluso al montaraz (de respuesta fácil e hiriente ingenio) le costó seguir. El estúpido troll no vio llegar a Thorongil por detrás, que lo empaló con su jabalina. La flecha de Díndae no se hizo esperar, ni la punta del espadón de Kargor, que dejaron al troll agonizante. Desde la casa llegó otro, más pequeño y, por lo visto, pariente del caído. Con más suerte que otra cosa, acabaron también con él. Su número superior marcaba la diferencia, pero no dejaban de ser duros enemigos. Al registrar la granja vieron a sus propietarios atados contra al suelo, listos para ser asados junto a un carnero. Los pobres infelices no podían estar más agradecidos.
Los escoltaron a Bree, y allí fueron recibidos en el Póney, pero no todos parecían tan agradecidos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ai na vedui Dúnedain!

...Y mañana retornamos con Riddle of Steel a las tierras perdidas de Arnor, donde Thorongil, Kargor y Díndae lucharán por su señor Arador hijo de Argonui por recuperar el Reino Perdido de las garras de orcos y trolls. Segunda temporada de Los Montaraces del Norte.

Pasamos del 2912 al año 2929 de la Tercera Edad. Que la luz de Varda guíe a los tres amigos a través de los oscuros ardides del Enemigo!


Viajarán de Este a Oeste, por todo el Norte. Lo que les depara el Destino, sólo Mandos lo sabe.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Más de audiovisuales en R'lyeh

Falling Skies


Me acabo de terminar la segunda temporada de Falling Skies (10 episodios) y, la verdad, no me desagradó. He de confesar que los escenarios post-apocalípticos de casi cualquier clase (aliens, zombies, guerra nuclear... a mí me encantó Battle: Los Angeles... sí, lo sé) hacen que abra el filtro mucho y se cuele casi de todo.
La primera temporada me pareció un poco más floja, pero en ésta la trama principal se pone bélica, y hay más subtramas que en general me parecieron entretenidas. El final de temporada deja la cosa abierta para una tercera que puede ser interesante.

Marchlands

Esta ya la acabé hace unos meses. Británica y genial. Historia de fantasmas que salta generaciones, tres en total, ya que intercala acción en los 60, los 80 y en la actualidad. Personajes que se entrecruzan y una casa como protagonista de un cuento de miedo que, a diferencia de otros como American Horror Story, no necesita de asesinos psicópatas despiadados para engancharte.
Es una historia autoconclusiva de 5 episodios que a mí me valió la pena.

Outcasts

Otra británica que acabé hace meses. La Tierra se queda sin recursos y envían naves con colonos a un mundo lejano llamado Carpathia. Se nos narra la vida de los pocos colonos en ese planeta, los problemas de gobierno, seguridad, exploración; humanos creados en laboratorio que eran usados como pioneros para conocer los peligros de Carpathia, pero que fueron traicionados al ser considerados portadores de una extraña enfermedad que afectaba a los hijos de los colonos humanos; restos fósiles extraños; visiones y misterio. Me recordó a Tierra  2 o incluso a la reciente Terra Nova.
Como muchas series británicas de temática sci-fi o fantástica, tiene el problema de que siempre parece que va a pasar algo tremendérrimo, y luego por falta de pasta o de narices, pues no pasa. Y es una pena. Son 8 episodios donde algunos personajes parecen no cuadrar de todo, que podría haber sido el Lost de la BBC, pero que se quedó en una temporada. Lo digo porque al principio parece que no pasa nada, y luego empieza a pasar de todo. Escenario genial para una campaña a lo Galáctica o para un rol en vivo. Pena que la cancelaran, creo que el fallo fue no enseñar más muslo desde el principio.