En el pueblo causaron mucho revuelo. Aunque la muerte del Guardia de Hierro descolocó a muchos pueblerinos y su equilibrio mental, los invitaron a cenar en el Molino Viejo. Dentro del molino de río la molinera, aparte de su trabajo, cocinaba y atendía tres o cuatro bastas mesas de madera con tocones y banquetas alrededor para sentarse. Una lareira con un gran caldero encima hacía las veces de cocina y caldeaba el ambiente. Comían caliente por primera vez en meses.
En aquel molino los pusieron al día de ciertas novedades. Estaban a mediados de Bajoinvierno del 1158, y los Hermanos de Herrumbre usaban Boldhome como parada y reabastecimiento desde los pueblos de Vivend en su ruta a la mina de Zarakzán. A veces incluso se llevaban a algunos boldhomitas si les apetecía. Berny Elyn, un pelirrojo chaval imberbe, amenizó la cena tocando con dudosa maestría su fiddle.
En medio de preguntas, música y carne deshuesada apareció un hombre mayor entre la multitud. Parecía alguien respetado por los otros, que bajaron la voz y le hicieron pasillo hasta los recién llegados. Barba y melena blanca, corpulento y con mirada escrutadora... ¡era ERELM! Pero era imposible: Erelm había muerto ensartado por los esclavistas en el patio de Zarakzán, ¡lo habían visto!
Callus de Boldhome |
Un tumulto en el exterior los llevó a la calle, desde donde vieron cómo el grifón del Guardia de Hierro salía volando desde el corral de la casa que los de Herrumbre tenían ocupada (y que estaba siendo saqueada por algunos de los pueblerinos). La casa quedó vacía, y el corral de madera y alambre, destrozado. Con el corazón en un puño vieron como la enorme criatura se decidía por el norte y no por el sur. De haber elegido el sur sería muy posible que volviera a los corrales de las ciudades y pueblos sureños, despertando suspicacias entre sus dueños. En el norte lo más probable es que volara a las montañas y se quedara a vivir por allí.
El grifón |
El pueblo estaba dividido en muchas opiniones. Algunos culpaban al grupo, otros los trataban de héroes salvadores, otros los ignoraban...
Boldhome resultó ser un pueblo semidesierto: la mayoría de las casas estaban desiertas porque sus dueños ahora "residían" en Zarakzán. Las casas de piedra y madera, cubiertas de nieve ligera y vegetación, estaban en estados dispares. El suelo, de tierra prensada y alguna losa de piedra, parecía bien cuidado. La empalizada protegía el pueblo, pero las tierras de labranza y varios silos y hórreos estaban en el exterior. Al parecer los wargos de la noche llegaban de vez en cuando desde la Niebla Roja y se llevaban a algún despistado sorprendido por la noche invernal en el exterior.
No parecían mala gente. Sólo gente que llevaba tres siglos aislada, explotada y viviendo en una tensión continuada.
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