sábado, 6 de octubre de 2018

Mi juego, mis reglas: nuestra mesa

En casi todos los manuales de los '90, y muchos actuales, podrías encontrar en algún momento de la sección de reglas un apartado que aclaraba que las reglas son tan solo guías, y que adaptaras las partidas a tu modo de juego y grupo (en algunos aclaraban incluso que no, que no eras un vampiro realmente. Sip).

Creo que es uno de los mejores consejos que se puede dar (tanto el de las reglas como el de que no eres un vampiro, claro). El problema es cuando un tercero, que no es ni de tu grupo ni de tu juego ni de nada, y con el que simplemente tienes contacto puntual en redes sociales o en unas jornadas, te dice cómo tienes que jugar. O dirigir. O cómo debes pensar/hablar/actuar como ser humano. Así en general.

No, no me estoy refiriendo a los narrativistas, ni a los simulacionistas ni a los ludistas de la GNS. No; me estoy refiriendo a los SJW de turno. Esos que hicieron acto de presencia en el Gamergate, en el Comicsgate y que, ahora, llegarán con alguna suerte de #Roleplayergate: o eres de los míos o eres de los malos.


Y es que, a veces, surge un tipo de aficionado (muchas veces neófito en varios planos) que pretende "abrirte los ojos" y "hacerte entender" lo mal que juegas por lo poco perceptivo que eres ante las desigualdades sociales, o lo mal que reaccionas ante situaciones tensas en las partidas, o a lo discriminatorios son los juegos a los que juegas. Y es que tú juegas mal, y es porque no eres inclusivo y no tienes esa percepción extrasensorial para detectar cada problema -gamemindfulness, o algo así le llamarán- en tus partidas. Y el tema es que si tú consideras que en tu partida está justificada -por ambientación o situación- la violencia física, la xenofobia, la violencia contra géneros varios eres "parte del problema". Y es importante que, en tus partidas privadas, con tu círculo de confianza, te enteres de que tienes un problema con el mundo exterior.

Leía  hace unos días en G+ que hay que fomentar y hacer uso de los espacios inclusivos (concepto muy presente en Educación, pero que poco tiene que ver con la connotación de "espacio seguro" que realmente se le quiere dar en el mundillo del hobby), entendiendo tales como "aquel que toma en cuenta y responde a la diversidad presente en nuestra sociedad modificando sus estructuras para que todos se sientan aceptados (incluidos), cómodos y puedan participar en igualdad de condiciones. Cuando en los juegos de rol hablamos de espacios inclusivos y seguros, de lo que hablamos es precisamente de crear espacios en los que no solo los que ya juegan con nosotros, sino que cualquiera que venga a jugar pueda hacerlo de forma cómoda, segura y en igualdad de condiciones.".

En Educación la inclusión es un axioma, y por ello nos preocupamos muy mucho de crear espacios de inclusión para el alumnado, sobre todo el de NEE. Pero eso no tiene que ver con espacios de equiparación, que es lo que parece que se quiere imponer en otros ambientes. El hecho de que haya un alumno en silla de ruedas en el aula de Educación Física no implica que todos los demás alumnos adapten su currículo a ese: quiere decir que el maestro, el espacio, las exigencias curriculares y la interacción con los demás compañeros estarán enfocadas y adaptadas a la inclusión de ese alumno. Pero el resto sigue teniendo que superar los retos de su propio nivel y capacidad. Es decir, nivelamos los objetivos para uno, no para todos. Ni se victimiza al alumno de necesidades, ni se sienta al resto durante todo en curso en silla de ruedas para equilibrar las cosas. Seamos coherentes.

Obviamente no puedo estar más de acuerdo con que haya espacios inclusivos y seguros en todas partes, incluido el Rol. Mi problema surge cuando, sin haber necesidad de ellos, se me imponen a la fuerza incluso en mi grupo habitual.

Cuando en unas jornadas se implementan medidas para que participen jugadores de movilidad disfuncional, discapacidad sensorial, o con discapacidades de cualquier tipo, o que formen parte de cualquier colectivo, estamos haciendo un uso correcto del concepto inclusión. Es decir, que cualquiera pueda participar en un espacio y ambiente que permita su participación en igualdad con el resto (rampas, fichas en Braille, pictogramas explicativos, la Tarjeta X, etcétera).

Pero por donde personalmente no podría pasar es por autoimponerme una censura debido a lo que piensen terceros de mi juego. Si mis partidas son violentas y AVISO, lo serán. Si mi grupo está de acuerdo, con más motivo. Si disfrutamos emulando a antipaladines, cultistas sociópatas o piratas espaciales es nuestro problema. Y la línea a cruzar en nuestro imaginario rolero será la que nosotros mismo digamos, no la que nos digan los demás desde sus casas.

Pero no: eres un machista, un homófobo, un enemigo. Y lo eres en tu casa sin que estos SJW te conozcan de nada. Bueno, sí, aquel comentario en un blog, o aquel tweet, o aquel "me gusta" en Facebook. Y ya te enfilan.
¿Qué es lo siguiente? ¿No permitir a los pjs comer carne en la taberna del pueblo porque la dieta vegana es más correcta políticamente hablando? ¿Obligar a que, al menos, un 25% de los jugadores lleve personajes con disfunciones motoras, mentales o sensoriales (no, no hablo de powergaming tirando de Defectos chorras para comprar Virtudes poderosas)? ¿Reflejar la igualdad de géneros en todas nuestras ambientaciones, sean estas realistas, fantásticas, públicas o privadas? ¿Estamos en ese punto donde hay una agenda que nos obliga a coartar nuestra potencial diversión ficticia y real a costa de quedar bien con todes y llevarnos nuestra medalla de aliado?


Porque luego no te extrañes de que acusen a Aquelarre de machista, racista u homófobo. O a Walkure de nazi si juegas con el bando germano. O a Vampiro: Edad Oscura de clasista. Y me parece curioso que estos SJW no salten cada vez que sale un juego de rol tildándolo de violento (pocos juegos carecen de sección de combate, todo sea dicho), dado que muchas mecánicas se resuelven a golpes. Las quejas se centran en el machismo y, luego si tal, en la homofobia. Y, después, todo lo demás, como si fuera accesorio. Pero el rollo es meter un pie para bloquear la puerta, y luego ir metiendo la pierna, el brazo y el tronco. Y cuando te das cuenta estás jugando un campaña a #Feminism combinada con Hot Guys Making Out aunque te parezcan malos a rabiar (yo lo siento pero no encuentro por dónde cogerlos, y mira que me gustan los juegos indi y contracorriente).

Pero volvamos a la mesa de juego:

1) Tengo lista mi campaña de Eyes Only, o Night's Black Agents, o Ninjas & Superspies. Célula yihadista al servicio del Mal montándola. Y se nos une un jugador que es musulmán.

2) Campaña de Cthulhu en los EEUU, años '30. Los personajes son enviados a Alabama a investigar cosas primigenias. Hay problemas raciales, linchamientos. Y uno de los personajes (no el jugador) es negro.

3) Campaña con sistema basado en No te Duermas de reporteros durante la Guerra de los Balcanes, en plenas atrocidades étnicas. Una jugadora quiere llevar a una musulmana de Srebrenica.

¿Se sentirá insultado el jugador musulmán cuando los malos de turno maten al grito de allahu akbar? Cuando los racistas de Alabama linchen colgándolo de un árbol al personaje negro porque este se expuso demasiado, ¿cómo me mirarán? ¿Acabará la muchacha musulmana violada y muerta en Srebrenica con otros 8000 bosnios? Y, si la trama de la campaña nos lleva a eso, ¿seré un misógino? ¿TENDRÉ QUE PRESCINDIR DE LA CRUDEZA DE ESTE PUTO MUNDO POR QUEDAR BIEN? ¿ESTARÉ ACTUANDO COMO UN MISÓGINO/RACISTA, O ESTARÉ CONSTATANDO LO QUE PASABA? Porque dicen por ahí que todos los juegos son, de algún modo, educativos. ¿Me obligas a educarte en que el mundo es rosa con unicornios voladores? Ayer sin ir más lejos (rebusqué pero no lo volví as ver) alguien hacía en twitter una referencia a "3 mujeres juegan a Aquelarre, las violan y las queman por brujas", luego lo mismo con Pendragón y luego con otros juegos. Una soberana estupidez, claro. Porque cualquiera puede jugar a esos juegos. Y llevar los personajes que quiera. Y jugarlos como crea conveniente. Pero la AMBIENTACIÓN y el tipo de PERSONAJE, por muchas vueltas que se le dé, IMPORTA. Porque sí, te pueden violar (siendo mujer u hombre), pueden oprimirte o pueden pasarte muchas cosas en la ficción de la partida. Y será parte de la salsa que influya en la cocción de la realidad de tu personaje.


PERO OJO, no voy contra ti ni contra tus derechos ni contra tu género, tu colectivo, ni yo soy así en mi vida personal. De igual forma que los videojuegos o el cine (no, ni el porno) no tienen una relación causal con la violencia real (ningún estudio serio avala tal cosa), los espacios lúdicos (entendiendo estos como el momento "en juego") no representarán a priori ni la forma de pensar ni de actuar de másters o jugadores. Los másteres en general seríamos unos locos sádicos depravados. Imaginemos una partida de Soth o de Cultos Innombrables... ¿me estás diciendo que realmente crees que vamos a sacrificar a alguien a nuestro dios? De igual forma, si jugando a Vampiro Edad Oscura tu pj masculino trata con desprecio a una mujer del juego... ¿me estás diciendo que lo dices en serio? ¿Que en tu vida real eres así? Ese razonamiento más propio de una falacia de Generalización Apresurada (lo que en los '80 era "los juegos de rol son satánicos", en los '90 era "los juegos de rol generan violencia" ahora es "los juegos de rol son machistas"), viene seguido, disparatadamente, por una de Hombre de Paja descarada ("como tus ambientaciones no son inclusivas es que eres un machista homófobo").


No es que el juego sea X o Y. Estás jugando para vivir y/o revivir ciertas experiencias y cierto tono que está implícito en el ambiente en el que juegas y que será o podrá ser explícito mientras lo haces. Imaginemos que en pleno siglo VII juego en la Europa histórica tratando la figura de la mujer en general con todo el respeto e igualdad posible, algo más propio de una sociedad -de lo que debería ser una sociedad- del siglo XXI. Sería como si uno de los pjs dijera que saca su zippo y se fuma un puro cubano.

Que no, que no, que no! Que no puedes tomártelo todo como un insulto cuando mi intención no es esa.

En mi partida y mi juego manda mi grupo. Y punto. Y rechazo totalmente el ansia de estos SJW (como si sacerdotes de una religión fueran) de querer meterse en nuestras mentes y establecer un sistema de autocensura por autocorrección política para nuestros entornos consensuados de juego, como ya han querido hacer con nuestros videojuegos, películas y cómics. Todo esto me suena, poderosamente, al "he pecado de pensamiento, palabra, obra u omisión". No hay por dónde escapar, porque SIEMPRE lo harás mal, ante la mirada desaprobadora de los SJW.

Y no niego que haya que crear, repito, espacios físicos seguros y de inclusión, y que se representen las muchas y variadas modalidades en que el ser humano se ejemplifica en publicaciones varias. Que en módulos y juegos se aliente y alimente la presencia de esos colectivos olvidados por la historia (de donde suelen surgir las historias más curiosas y didácticas) que han estado ensombrecidos. Pero otra es que me PROHÍBAS tomarme o no las licencias que yo considere en mis sesiones con mi grupo de juego dentro de la ficción de la partida. Escribe, diseña y juega tus partidas, que yo haré lo propio con las mías.



Y llegamos a las jornadas y la supuesta seguridad en las mismas. Estoy TOTALMENTE a favor de los protocolos, de los sistemas que ayudan a la gente a reaccionar en automático ante situaciones sin tener que recurrir a la improvisación. Estoy convencido, también, de que las jornadas se hacen por y para el disfrute de terceros (si eres tú quien las monta poco las disfrutas, excepto como "padre" o "madre" de la criatura; estás más preocupado porque todo salga bien que de otra cosa. Pero cuando sale bien... ¡ay, cuando sale bien!) y que los organizadores deben organizar (obviamente). Y eso implica que todo esté donde debe cuando debe.

Y un organizador que me invita como máster a su jornada me podrá decir "haz la partida sobre tal o cual temática" o "que se vean representadas tales o cuales grupos sociales", porque cuadra en lo que se busca, o hay un enfoque claramente inclusivo ese año en particular, o que se quiere atraer a ciertos colectivos al evento. Y yo podré estar de acuerdo o bajarme del carro.

Pero hay una cosa que se llama imponderables. Y dentro de los imponderables está el que entre gente en tus jornadas con potencialidad para liarla. Y que la líen. Y que en tu protocolo no tengas un sistema de mediación y que lo dejes todo en manos de "la víctima siempre tiene la razón". Porque no. No, señor. No siempre el que viene de víctima lo es, y lo que pudo ser un encontronazo con un cretino al que, tras aguantarlo un rato, pediste con mala cara que te dejara en paz. Sin más. Y sin comerlo ni beberlo se transforma todo, por arte de magia, en una acusación de amenazas, o de agresión, o de acoso contra ti, llamada a capítulo y expulsión sin más "porque hay que creer a la víctima".
La mediación es IMPRESCINDIBLE y, como en la Ley, debería hacer falta más que un único testimonio para expulsar a alguien de un recinto lúdico. Porque sí: hay tarados y taradas en todas partes, y mala gente incluso entre los seres de luz y sabiduría que somos los roleros. En 18 años casi de docencia han venido a mí muchas víctimas que resultaron ser agresores tras un mínimo escrutinio. Por ello insisto: mediación y protocolo.

Hace unos días saltaba la liebre en las LES donde, al parecer, una asistente le vaciaba encima un botellín de agua a un asistente en una de las mesas de juego. La mujer, vía twitter, explicaba que había sido porque el individuo pasado por agua había insultado, amenazado y soltado frases machistas.

Presencié, anonadado, los múltiples comentarios que iban surgiendo que, en automático, daban por veraz todo lo que allí se contaba, se daba apoyo total a la relatante y no había más lugar a la visión contraria que los insultos de dos o tres cretinos hacia la chica (los imprescindibles haters de twitter, vaya). Pero, masivamente y como en una exaltación de la amistad, saltaban todos en secundar el relato, en avalar lo que allí se contaba sin haber estado allí. Todo dado por bueno porque, claro, "hay que creer a la víctima". Y, en este tipo de casos, lo siento pero que un montón de tíos le den a me gusta a lo que dice una mujer, sin contrastar la historia en absoluto me parece de un machismo total (dama en apuros? caballero que sale en auxilio? no os suena???). Porque para mí dar la razón a una mujer por ser mujer será siempre tan machista como quitársela o menospreciarla por lo mismo.

No encontré la versión del "hidroagredido", ni una versión directa del máster que estaba en la mesa (al que le cayeron las del pulpo por "no haber sabido gestionar la situación"). Pero check verde a la primera versión recibida. Y ya.

En fin, que me he venido arriba y esto ya es muy largo. Daría para mil entradas, pero creo que con esta ya me he ganado el infierno y un posible flame. Que, personalmente, prefiero que no. Si no estás de acuerdo, pues vale. Si lo estás, pues vale. Si tienes algo interesante que aportar, ahí sí: apórtalo. Si no, ¿para qué discutir si no nos conocemos y dudo que nos vayamos a hacer cambiar de opinión a base de insultos?

En resumidas cuentas: no juzguemos tanto, y juguemos más. Incluyamos a cuantos más jugadores mejor, pero hagamos vivir a los personajes historias trepidantes, alegres, tristes, terroríficas o lo que sea. Y en vez de tanta línea roja y frontera tendamos puentes que ayuden a entender los diferentes puntos de vista y mediemos para que en nuestras mesas haya cordialidad y en nuestras partidas aventura.


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