miércoles, 29 de diciembre de 2021

Gravity Falls - MotW #1

Experimento Personal #1 mezclando Monster of the Week y Gravity Falls.

Dipper Pines



Libreto: Conspiranoico
Encanto -1 Frialdad -1 Agudeza +2 Dureza 0 Sobrenatural +2
Movimientos
Unir los puntos.
Suelen subestimarme.
Contradictorio.
Movimiento Especial
Diario
Una vez por Misterio, cuando busques información en el Diario, tira +Agudeza
10+ Obtienes 3 de reserva
7-9 Obtienes 1 de reserva
6- Metes la pata a lo grande. El Guardián dirá qué ha pasado. Anota experiencia.
Cada punto de reserva puede gastarse como +1 para cualquier tirada relacionada con el Misterio, incluido Daño.



Mabel Pines




Libreto: Mundano
Encanto +2 Frialdad +1 Agudeza 0 Dureza +1 Sobrenatural -1
Movimientos
¿Qué podría salir mal?
Confía en mí.
El poder del corazón.
Movimiento Especial
Pistola-gancho
En cualquier situación en la que huyas o ayudes a huir a alguien considera que has sacado un 10+.



Jesus "Soos" Alzamirano Ramírez




Libreto: Agraviado
Encanto +1, Frialdad 0, Agudeza +1, Dureza +2, Sobrenatural -1
Perdió a su padre. Era débil cuando lo perdió.
Movimientos
Conozco a mi presa (Monstruo: La desatención paterna).
La seguridad es lo primero.
Las herramientas importan.






Wendy Corduroy




Libreto: Profesional
Encanto 0, Frialdad +2, Agudeza -1, Dureza +2, Sobrenatural -1
Agencia: Su familia - Recursos (Bien armada, Entrenamiento riguroso), Trabas (Superiores hostiles, Recortes de presupuesto).
Movimientos
Cuando tratas con la Agencia.
No se deja a nadie atrás.
Médico.
Movilidad (la furgo de Robbie).






Stanley "Stan" Pines


Libreto: Criminal
Encanto +2, Frialdad +1, Agudeza +2, Dureza +1, Sobrenatural -1
Pasado: Estafador, Charlatán, Carterista.
Sombra del pasado: Tienes un rival de tu pasado, Bud Gleeful. Tienes a varias agencias gubernamentales tras tus pisadas.
Mundo Clandestino: El objetivo de tu trabajo era mantener la tapadera de la Cabaña del Misterio para traer de vuelta a tu hermano Ford de donde quiera que estuviera.
Movimientos
Terreno propio (la Cabaña del Misterio).
Artefacto (Máquinas y Diarios de Ford).
Patear Culos (Avanzado)





Stanford "Ford" Filbrick Pines





Libreto: Experto
Encanto -1, Frialdad +1, Agudeza +3 Dureza +0, Sobrenatural +2
Movimientos
Pasado Oscuro.
Suelo tener razón.
He leído sobre este tipo de cosas.
Preparativos.
Fuerza impía (Monstruoso).
Investigar un misterio (Avanzado)
Refugio
Biblioteca de folclore, Laboratorio mágico, Taller.



miércoles, 22 de diciembre de 2021

Caso #1:Reflejos (MotW)

La pick-up avanzaba a través de la infinita techumbre arbolada, tenazmente bajo la oscuridad de la noche y sobre un asfalto que había visto tiempos mejores.

Dentro, Sam Enfield y Conrad Swamp se lanzaban pullas, como era habitual. El primero conducía y el segundo lanzaba comentarios cínicos sobre el mundo.

Samuel sabía por qué hacía aquéllo: su hermana de 5 años había desaparecido unos diez años atrás mientras él, que por entonces tenía 16 años, la cuidaba. Esa noche algo entró en su casa, algo siniestro que aprovechó la indefensión de una niña pequeña y de un adolescente que, lejos de estar enteramente pendiente de su hermana, no reparó en qué sucedía hasta que fue tarde. "El Coco", gritó cuando llegaron sus padres y las autoridades. "Se la llevó el Coco". Creció con las enseñanzas de un abuelo que lo entrenó para abrir los ojos y estar atento. Nunca volvería a no estar pendiente. Encontraría a su hermana y vengaría aquel agravio.

Conrad era un caso aparte. Delgado, enjuto y con el pelo engominado para atrás. Siempre con aquellos trajes y camisa negros. Era un tipo extraño, siniestro dirían algunos. Pero tenía ciertas capacidades que extraía de un fondo de violencia autodestructiva interior inagotable. Veía cosas. Presentía cosas. Y casi ninguna agradable.

Un par de día atrás, en Lakeview, Oregón, se confirmaba la tercera víctima por suicidio en el pueblo. Algo no encajaba: Ivana Haffler, de 16 años dos días atrás. Si nos íbamos a 15 días, Sondra Wilkinson, de 24. Un mes atrás, Rachel Steward, de tan sólo 10.

Si algo bueno podían sacar de ello era, sin duda, la tarta de manzana casera del diner que había en la entrada del pueblo. Hellen, la veterana camarera les trajo un par de porciones y café negro para Samuel y un batido de fresa para Conrad. Batido a las 7:00 de la mañana: "el desayuno de los campeones" se atrevió a añadir Hellen arqueando las cejas. Sam centró su mirada en el café. Un par de madrugadores camioneros en ruta miraron el batido incrédulos, pero luego volvieron a sus huevos revueltos con beicon y café.

Las pullas continuaban, pero la tarta y las bebidas las aminoraron. Pero Conrad notó un destello, un algo que dejó entrar en su mente... algo que venía a darle un mensaje. El demediado vaso de batido de fresa estalló ante la presión de su mano, saltando su contenido en todas direcciones y clavándose esquirlas en dedos y palma izquierda. Hellen, muy profesional, acudió al rescate con trapos y expresión de preocupación. "No pasa nada" dijo Sam, "le sucede a veces. Lo sentimos". Dejó una propina mientras Conrad, con una servilleta envolviendo su mano, describió a "una chica rubia, muy delgada..." a la cual nunca había visto. Calló una visión sobre una muchacha de unos 16 años cortándose los antebrazos con unas cuchillas desechables. Hellen, sorprendida, explicó "¿la niña Haffler? Murió hace un par de días. Viven en Main Street".

Se dirigieron al lugar, una casa bien en un barrio bien en un pueblo bien. Todo bien. Excepto el lazo negro en una de las columnas del porche de la casa y los dos coches del sheriff en la entrada. Varios ayudantes charlaban. Alguno incluso los detuvo al ver que iban directos a la puerta principal, abierta para recibir a los vecinos al velatorio. Tras una breve discusión con uno de los ayudantes, los dos se colaron en la casa. 

Conrad echó un ojo a las fotos de la familia: la chica de la visión no estaba allí. Les llamó la atención que los Haffler habían cubierto con lienzo negro todos los espejos. Consiguieron hablar con ellos, identificándose como investigadores que buscaban frenar los suicidios. Consiguieron vender la moto a la esposa, a la que debieron prometerle que resolverían la muerte de su hija. Les permitió subir al cuarto de la muchacha. Les contó que su marido, eslavo, creía que debían cubrir los espejos debido a que el espíritu de Ivana podría quedarse atrapado en uno de ellos. La mujer, sin fuerzas, no quiso discutir las supersticiones europeas de su marido.

En la habitación Sam echaría un vistazo al PC (un pentium con conexión a 56k), encontrando que la joven buscaba información sobre la "Verónica" o la "bloody Mary", un bulo que hablaba de que, repitiendo un nombre ante un espejo, convocabas a un fantasma. Conrad vio que el espejo del armario estaba roto: la chica había usado los trozos para cortarse las venas. Una foto en un álbum atrajo su atención: una chica morena abrazada a Ivana Haffler. Era la joven de la visión. La madre les dijo que la joven se había teñido hacía unos meses como gesto de amistad con la también rubia Ivana: se trataba de su compañera de clase, Susan Matheson, la cual vivía a dos manzanas, en Elm street.

Se encaminaron hacia allí, y de camino se encontraron con los que, claramente, eran sus padres. Éstos, de camino al velatorio, fueron interceptados por los dos Cazadores. Tras unas desafortunadas palabras sobre suicidios contagiosos, muerte y asesinatos el matrimonio volvió sobre sus pasos amenazando con llamar al sheriff. Sam y Conrad los siguieron. 

Al entrar en la casa la mujer soltó un gran alarido. Los Cazadores llegaron corriendo, saltando sobre el padre (inconsciente en el suelo de la entrada) y subieron al piso de arriba a por la madre (que intentaba aguantar los golpes de múltiples objetos que volaban por el pasillo de la planta superior de la casa. Sam hizo bajar a la histérica mujer y cargó a través del pasillo, tumbando la puerta de un patadón. Al abrirse la puerta el joven vio a Susan sentada en el suelo mirándose en el espejo del armario ropero a punto de cortarse los antebrazos, tal y como el siniestro Conrad había visto. En el espejo del armario Sam entrevió la sombra de una mujer vestida de bruja con una... ¿bolsa en forma de calabaza en la mano?

Conrad invocó su poder para hacer escapar al espíritu que rondaba, poniéndolo en fuga tras una breve lucha contra la sombra, que lo empujó escaleras abajo.

Los padres de Susan dieron mil veces las gracias. No entendían qué había pasado. Cuando Sam dejó caer que algo del pasado había traído a esa sombra la mujer se puso más pálida y tensa... "¿Qué pasó entonces, en aquella noche de Halloween, señora Matheson?". Les pidieron abandonar la casa, o llamarían al sheriff.

Conrad volvió a casa de los Haffler y Sam visitó la sala de hemeroteca de la biblioteca local. Ambos fueron recuperando fragmentos de información, que quedaron así:

  • Hace un mes Rachel Steward, de 10 años, estaba en una fiesta de pijamas con otras amigas. Bromeaban con una ouija y con el juego sacado de foros de internet de la bloody Mary. En un momento dado fue al baño y, allí, se cortó las venas con cristales del espejo. No pudieron hacer nada por ella.
  • Quince días atrás la joven Sondra Wilkinson, de 24 años, se quitó la vida en su domicilio. En este caso también había cristales rotos de un espejo.
  • Dos noches atrás Ivana Haffler, de 16 años, se suicidaría en su casa también, ante el espejo de su habitación.
  • Esta misma mañana Susan Matheson iba a matarse del mismo modo.
No iban al mismo instituto, no frecuentaban las mismas zonas, nada. Salvo... las madres. Las madres de las cuatro chicas habían ido juntas al mismo instituto en la misma clase. Cuando la presionaron lo suficiente, Edith Haffler confesó que cuando tenía 16 años había acosado a una compañera llamada Mary Anne Barrows. Según el informe la joven Mary Anne había salido de su casa la noche de Halloween y nunca más se había visto a saber de ella.
Edith confesó que, junto con Lana, Sarah y Carol (las otras madres) habían planeado una broma que se les había ido de las manos. Aterradas, metieron el cuerpo de Mary Anne junto con su disfraz de bruja lleno de espejitos y su ridícula bolsa con forma de calabaza en un saco de arpillera y lo enterraron en el bosque de Point Crescent, en las afueras de Lakeview.
Los dos cazadores se equiparon, montaron en la pick-up y condujeron hacia allí. Parte del camino fue a pie. Llegaron a media tarde, cuando oscurecía. Cavaron y cavaron, y vieron que en el árbol sobre su tumba había pequeños espejos que reflejaban los moribundos rayos del sol. Sam cortó los hilos que los mantenían con su daga.
Mary Anne reaccionó en su saco cuando cavaron lo suficiente. Sam usó la daga, esa que su abuelo le había legado, sobre las formas que se retorcían bajo el saco, y luego Conrad vació dos bolsas de sal y un litro de gasolina en el hoyo. Inmediatamente saco su zippo y, entre las sombras crecientes, vieron cómo el fuego purificador aplacaba a la criatura y la mandaba a su descanso eterno. Las llamas brillaban en el rostro de los dos cazadores.

Quedaban cosas por hacer en Lakeview, pero quizá serían tarea de la oficina del sheriff.

Forbidden Lands: Asalto

Gracias al prisionero esclavista supieron que habría sobre 10 guardias en Zarakzán. La idea de un asalto era algo planteable. Peligroso, y más si había que contar con la gente de Boldhome (nadie del lugar era buen luchador; eran hombres armados sin formación).

En el pueblo estaban preparándose para las celebraciones del Día del Despertar, que marcaría el inicio del mes de Altaprimavera. Todos menos uno: Callus llevaba desde el ataque recuperándose de sus heridas. No era normal, puesto que Idril había curado con salmos las heridas peores. Por Hearda supieron que las heridas de Callus eran más del alma. Kurt intentó animarlo cuando fueron a visitarlo en su camastro en el piso superior del Viejo Molino, pero el viejo no estaba muy por participar en celebraciones.

A solas, Idril le dio una auténtica lección de responsabilidad y de asunción de méritos. Tal vez su hermano había fallecido y su pueblo había estado al borde de la destrucción... pero la mera presencia de Callus en el pueblo había dado coraje a sus vecinos. Y, además, toda la aventura de descubrirse a ellos mismos como Cuervos de Plata había surgido de las historias, leyendas y rumores que el viejo les había contado. Él había iniciado una chispa que ahora prendía sobre las tierras de Lejano Vivend. En palabras de Idril "Callus: TÚ eres Boldhome".

Tras un tiempo de deliberación decidieron ir al norte, a Zarakzán, en principio en una misión de incursión. Al ver de nuevo la nieve y las imponentes montañas de las Fauces de Frío los recuerdos volvieron. Kurt se acercó lo máximo posible al muro de rocas que cerraba por la parte ancha el terreno en forma de V invertida acceso a la mina. Pudo ver desde un escondrijo que los guardias eran pocos y los esclavos unos cuantos. Idril decidió practicar sus nuevas capacidades para urdir la magia (aprendidas de la tablilla negra que había encontrado en Colinas Rojas): una niebla densa cubrió el terreno, y el medioelfo facilitó al wolfkin y al elfo saltar el muro sin ser vistos, eliminando a un guardia en el proceso.

Una vez dentro los guardias empezaron a llamarse unos a otros, pero ninguno dio muestras excesivas de incomodidad ante la niebla... parecía algo habitual. Kurt lanzó sus flechas y Tháendan descargó su Espada Rota contra los esclavistas. Idril lanzó un atronador grito sobre ellos también. Dejaron a 4 muertos y a uno herido. 

Entre los moribundos se encontraba Darru, "el jefe"... La hoja de sílex le abrió una profunda herida en el muslo. El sureño maldecía incrédulo por haber caído en una emboscada tan sencilla. O, tal vez, era que los enemigos a los que se enfrentaba eran muy superiores a lo que conocía hasta ahora.

Esos enemigos eran héroes de Lejano Vivend. Cuervos de Plata. Dudo que ellos mismos se lo creyeran realmente.

Pusieron sus sentidos en alerta, porque en el interior de la mina se apreciaban gritos y sonido de lucha contra algo... quizá gusanos gigantes. Los guardias solían apaciguarlos dándoles esclavos moribundos para cenar... Los tres amigos se estremecieron antes de buscar la manera de entrar y eliminar a los guardias restantes, y salvar al mayor número de esclavos posible.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Forbidden Lands: Comercio

En los dos días siguientes un cantero y constructor llamado Cervus que estaba entre los prisioneros que iban a ir a Zarakzán viajó con Kurt en una de las carretas tiradas por lévog a Tyr Melián para valorar próximas obras y construcciones. En el pueblo Tháendan e Idril estuvieron hablando con los habitantes de Boldhome de diversos temas para obtener más información de los alrededores.
Descubrieron que los sureños atravesaban el río Meliaguas al sur del Aurakal en unas planchas de tablas montadas sobre grandes barriles flotantes. Los sureños tendían esos ingenios sobre el río y podían salvar la longitud del caudal de unos 40 yardas fácilmente con la carga que traían en varios viajes. Decidieron destruir esas embarcaciones.Esperaron el regreso de Kurt y fueron allá juntos.
De camino, montados en sus gusuks, se encontraron con el zorro anaranjado llamado Grelf, conocido de Idril. El zorro-demonio advirtió al medioelfo de que por el río podían venir enemigos o amigos, o gente traída por engaños.
Grelf
Al poco, en la creciente oscuridad del atardecer, vieron una lancha plana bajando con cuatro humanoides: un sureño, un medioelfo, un orco vestido como un humano y un norteño. Los cuatro hicieron encallar su balsa con mercancías contra la orilla donde estaban los Cuervos escondidos. 
Tras un fuerte encontronazo descubrieron que se trataba de un grupo de comerciantes de un poblado llamado Halford, al oeste río arriba. Comerciaban en este punto con las gentes de Boldhome, o eso pensaban. 
Al poco, haciendo señales en la oscuridad con una antorcha, apareció alguien hacia en norte: una carreta con un viajero. Los de Halford dijeron que era su contacto. Los tres Cuervos lo reconocieron al instante, embargados por unos fuertes sentimientos de cólera: era un de los guardas esclavistas de Zarakzán. Lo capturaron sin problemas y, efectivamente, era uno de los hombres de Darru, el "jefe" de los guardas de al mina.
Darru, el odiado jefe de los guardas de Zarakzán
Los de Halford no entendían en qué estaban metidos. Ellos sólo traían mercancías desde el oeste, pensando que era comercio legítimo. El guarda de la mina, presionado, reveló que compraban joyas y metales preciosos porque los necesitaban en la mina para ciertos experimentos que no supo concretar. Una de esas joyas resultó ser un Corazón de elfo que Tháendan guardó para sí. 
Los Cuervos dejaron que los de Halford fueran en carreta a Boldhome, mientras al esclavista lo llevarían atado de puños, tirado desde la silla de sus gusuks. Pero primero quemaron los artilugios que los sureños usaban para cruzar el Meliaguas, afianzando su frontera natural con las Tierras de Entrerríos al sur.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Forbidden Lands: Lealtades

En esta ocasión todos estaban de su lado. No hubo facciones del pueblo en contra de los Cuervos. Se aprehendieron las provisiones de los carromatos y se atendió a los heridos lo mejor posible. Las armas se llevaron al Molino Viejo junto a los alimentos que tenían por objeto abastecer la mina de Zarakzán. Se distribuirían poco a poco de forma supervisada. 
Los esclavos que llegaban del sur (cerca de 10) eran, por un lado, ailanders norteños que residían en Ribadelya (una pequeña ciudad al sur cruzando la Tierra de Entrerríos) y. por otro lado, había dos goblins que habían sido capturados en algún lugar.
Descubrieron que la avanzada tenía órdenes de matar a los Cuervos de Plata por orden de Taddeus, un hermano de Herrumbre que gobernaba en Ribadelya como representante de la ciudad de Falender.

Falender, hasta donde averiguaron, era una ciudad que había quedado abandonada a la llegada de la Niebla de Sangre; los alderlanders sureños guiados por la fe a Herrumbre y la capacidad de sus siervos para no ser devorados por las criaturas de la Niebla la habían repoblado desde hacía un tiempo. Ahora buscaban dominar el comercio del norte hacia Vivend y Lejano Vivend, teniendo a Ribadelya de punto de reabastecimiento y a Boldhome como puente hacia Zarakzán.
Los desconfiados goblins.
De los goblins, que temían por su vida, sacaron también información. Los tranquilizaron asegurándoles que no eran enemigos, y les hablaron de Gugmo, el líder de la banda de Huesos Huecos con los que parlamentaron en las Llanuras del Dolor días atrás. Los goblins les hablaron de Uraz, el líder de los Huesos; y de la villa de Vorsinghall (un lugar donde convivían varias razas no humanas en cierta armonía) al extremo este, casi en la costa. Desde allí, dijeron, podrían hacer comercio con los Pueblos del Mar y con el propio clan del Hueso Hueco.

Cerca estaba el Día del Despertar, primer día de la primavera. Habría que hacer una gran fiesta para celebrar todo esto.

sábado, 27 de noviembre de 2021

Forbidden Lands: Guerra

Dejaron los gusuks bajo la torre de Tyr Melián cuando despuntaba el alba. Evell y Adulf recibieron al grupo junto con Berny el bardo. Se refrescaron y durmieron tras casi dos días sin descansos. Evell tenía una suerte de caldo de verduras que les aportó calor y nutrientes. Adulf los flecheó a preguntas sobre sus viajes y sobre qué había que hacer para ser un Cuervo de Plata, cuestión que los dejó reflexionando.

Gracias a las sensaciones de sus amuletos de cuervo entendieron que el peligro estaba en Boldhome, y hacia allí partieron a media mañana tras haber dormido y comido. Conociendo bien el camino y el pueblo, dejaron a los gusuks a unos 60m del puente de entrada y Kurt se acercó con sigilo: la empalizada que impedía el acceso al puente estaba destrozada, como si algo la hubiese embestido, y vio gotas de sangre sobre los cantos rodados que formaban la calzada. Una flecha pasó rozando su cara, pero sus reflejos permitieron no sólo que la esquivara, sino que la flecha que tenía apoyada contra el arco saliera como el mordisco de una serpiente hacia un guardia alderlander que estaba del otro lado del puente. Falló el tiro por poco y la situación quedó en tablas, con Kurt a cubierto de un lado y dos soldados sureños del otro, burlándose de él. Tháendan llegó pocos segundos después con Ídril a la zaga. El guerrero elfo no se vio con paciencia para aguardar a que avisaran a más soldados, así que cargó con fiereza a través del puente e, increíblemente, logró un doble ataque contra los soldados que dejó a uno muerto y al otro gravemente herido. Era ahora cuando empezaban a comprender que sus capacidades, propias o entrenadas, y sus armas estaban a un nivel muy superior al del humano medio.

Con cuidado y sigilo dejaron el puente atrás e intentaron evaluar la situación. De primeras vieron unos carromatos al fondo del pueblo, en la plaza de la fuente. Dos Guardias de Hierro al menos. Los carromatos estaban enganchados a unas horrendas criaturas desconocidas (realmente eran lévog, parientes lejanos de los gusuks), quizá mutantes creados por Herrumbre.

Uno de los enormes lévog de carga

A poca distancia del puente, en el Molino Viejo, vieron la puerta abierta. Asomando la cabeza un segundo vieron a dos soldados y un Guardia de Hierro intentando forzar a alguien sobre una de las mesas de la taberna. El plan fue sencillo: Tháendan cargó contra el Guardia y Kurt e Ídril (que había cogido uno de los arcos de los otros soldados) lanzaban flechas sobre los otros dos. El combate fue rápido y letal para los sorprendidos tres enemigos. 

Vieron que la mujer a la que el Guardia forzaba era nada menos que Hearda, la encargada del Molino Viejo, que tanto los había ayudado. La indignación creció en su interior. Hearda, con la camisa rasgada, tenía colgando en su cuello ¡un colgante de Cuervo de Plata!

No se detuvieron demasiado en ese pensamiento, tendría que quedar para más tarde. Comprobaron que estaba mejor de lo esperado y sin heridas graves. La mujer les explicó que habían encerrado a medio pueblo en sus casas bajo amenaza de muerte si salían a la calle; y a la otra mitad la había cargado dentro de los carromatos para llevarlos como esclavos a Zarakzán. Venían a castigar al pueblo y en busca de los "Cuervos de Plata". Habían torturado a varios de los cabecillas de Boldhome sobre "esos tres asesinos que campan a sus anchas por el lugar". 

Trazaron un plan para tomar la plaza y lo pusieron en práctica, bajando entre las casas como ya habían hecho antes y tomando por sorpresa a los guerreros. Lástima que no estuvieran mejor preparados: los Guardias de Hierro iban con armaduras de malla y coraza, con yelmos y espadones. Las flechas de Kurt e Ídril no hacían casi mella en ellos, mientras que Tháendan, agotado por los combates anteriores, luchaba casi son voluntad contra los enemigos. En un eterno combate en el cual al final Ídril canalizó sus fuerzas sobre su compañero elfo para que pudiera usar sus capacidades extraordinarias y acabar con uno de ellos. El otro, presa de un extraño pánico, intentó escapar en uno de los carromatos, pero fue interceptado y ajusticiado por el grupo.

Liberaron Boldhome, curaron heridas y hablaron con los supervivientes. Callus había sido de los torturados cuyo destino eran las minas. Tenía la cara morada y todos los dedos rotos... pero no había dicho nada ni de los Cuervos ni de Tyr Melián. Las lágrimas anegaban su rostro al haber visto la agonía tan de cerca, seguida por la libertad gracias a los tres compañeros. En los grandes carromatos, aparte de presos, había armas y numerosas provisiones destinadas para la aislada mina de Zarakzán.

La caravana venía con órdenes de Taddeus de arrollar Boldhome y de acabar con estos Cuervos. Pero, ¿quién era ese tal Taddeus y desde dónde lanzaba esas órdenes?

domingo, 21 de noviembre de 2021

Forbidden Lands: Purgas

Después del descanso, en el cual Kurt mantuvo la guardia, decidieron atravesar el portal en forma de boca que se abría con la llave de plata. Dentro encontraron una nueva sala con una tarima de piedra semicircular al fondo sobre la cual reposaba un nuevo sarcófago.

Tras esquivar un par de trampas de losa, pero activándolas para desconectar un mecanismo de cierre en la tapa del sarcófago, subieron a la tarina y examinaron el interior del sepulcro: una momia de, tal vez, un wolfkin, reposaba tranquilo sujetando una pequeña caja de madera sobre el pecho. Ídril se la retiró, dándole gracias y deseándole un buen descanso.

La verdad, tras su experiencia con sepulcros, se extrañaron de que no apareciera un fantasma o que la momia no se alzara contra ellos. Casi fue una novedad que el muerto se quedara... muerto. Al parecer su habitante había sido un wolfkin druida, miembro seguramente de los Cuervos de Plata.

La caja, de una madera noble tallada, contenía una tablilla de ¿obsidiana? gravada con un alfabeto antiguo que Ídril conocía. Hablaba del clima, canciones, viento, nubes. La guardó para más adelante. 

La tablilla
Tháendan quiso curiosear más en el tapiz. Allí se veían escenas con la espada rota (en el tapiz completa), y observó que era una espada larga con una gema en el puño. Ya tenía el filo completo (sin montar), pero faltaba la gema. Vio que en el tapiz la criatura parecida a un gato-reptil-murciélago parecía ayudar a los enanos a forjar la espada con su fuego. Pero en la escena siguiente... ¿estaba siendo atacada? Era difícil entender el tapiz sin saber más sobre cultura enana.

¿Qué eres?

Salieron al exterior por primera vez tras dos noches dentro de la cripta, a media tarde. Fue salir y sus colgantes de plata con la efigie del cuervo empezaron a "inocularles" una sensación de peligro y premura, como un daño que estaba al oeste de allí... ¿Tyr Melián? ¿Boldhome? Miraron todo lo que les quedaba por explorar al norte y este, pero aquéllo tenía relación con la magia de los colgantes que Ídril había descubierto tiempo atrás: avisaban a cualquier miembro de los Cuervos de Plata de si alguno de sus compañeros en la distancia estaba en dificultades graves.

Extrañas cualidades guardan estos colgantes de plata

Decidieron volver para ver qué ocurría, pero se dieron cuenta de que tardarían, lo menos, dos días largos o quizá tres en llegar. Otra opción era ir a la comuna de Harick (a pocas hora de su localización) y coger allí unos gusuks para luego, al galope, llegar con suerte a la noche siguiente forzando la marcha. Conociendo la información sobre Harick que los goblins de los Huesos Huecos les habían contado no sabían muy bien cómo actuar.

Llegaron, forzando la marcha a tope, a medianoche ante las casas de la comunidad. Sigilosamente, y sabiendo que todos se hallarían en la casa común, entraron en los otros edificios, que estaban cerrados con nudos complejos. Tras una corta pesquisa entraron en un edificio de tejado a ras de suelo, un subterráneo, perfecto para conservar carne en invierno. Carne de corzo colgaba de ganchos... junto a piernas de orco y goblin. Cabezas de ambas criaturas reposaban en una cesta.. pero con un par de cabezas humanas también. Ídril, enfurecido, se preguntaba por qué Cuervo le había permitido traer a Harick de entre los muertos sabiendo que era un ser tan vil. Usando sebos y aceites que allí se guardaban plantó fuego al lugar.

Al poco salieron los familiares de Harick, gritando "¡fuego, fuego!" y se detuvieron de golpe al ver al wolfin, al elfo y al semielfo ante ellos. Harick negó las acusaciones, y acusó al druida medioelfo de ser el causante de la Niebla de Sangre y de que los demonios campara a sus anchas por el mundo. Ídril lo agarró y lo arrojó dentro del edificio. Tras una corta discusión, lo encerró allí para ser purgado.

Kurt y Tháendan, con las armas listas, mantenían a raya al resto. Tháendan, al que esos humanos poco importaban, tenía una mirada que les dejaba a todos claro que podría rajarles las gargantas sin pesatañear. Incluso los fogosos jóvenes del grupo mantuvieron la distancia y los garrotes bajos.

Al poco regresó Ídril, que tejió en la urdimbre un hechizo que calmó los ánimos y convenció a todos los humanos de que aquéllo era necesario. Los había salvado a todos. Cuervo había aceptado su sacrificio en carne: Harick había sido un pago en compensación por todas las monstruosidades. Weston, el anciano de la aldea, se dejó invadir por ese sentimiento. Todos, de hecho. Juraron lealtad a Cuervo.

El grupo pidió los gusuks, y partieron al sureste a galope tendido, con la promesa de regresar. Asuntos urgentes debían ser atendidos en Boldhome.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Forbidden Lands: La cripta roja

El descanso por la garganta de la calavera tenía forma de pasillo escalonado no muy amplio, frío y de sillares encajados con destreza. "Enanos", sentenció Ídril. Siguieron bajando las amplias escaleras bajo la luz de la antorcha del guerrero elfo.

Al llegar a liso, Tháendan iluminó hacia arriba: un arco de piedra de hermosas dovelas curvas mostraba una clave con una talla de líneas simples del rostro de un enano.


La puerta que cerraba el arco estaba podrida y hecha trizas por el suelo, y la luz iluminó la sala contigua. Entraron por uno de los lados cortos de un espacio en forma de rectángulo con seis columnas uniformes en forma de enano hierático, con doce pequeñas cúpulas decoradas con frescos desgastados en el techo. En ambos lados largos había una salida, eligiendo en este caso la de la izquierda. Otro lado corto de otro rectángulo (éste más amplio) mostraba un cuerpo tendido en el suelo y un gran tapiz al fondo. El cadáver era de un orco que, tendido sobre su pecho, tenía unas fuertes erupciones cutáneas en las manos... Ídril intuyó un veneno: prefirieron no tocar el tapiz, pero no dejaron de observarlo. En él un grupo de enanos atacaba algún lugar del norte (picos helados) en el cual se veía una zona verde arbolada sin nieve entre montañas con niebla o vapor. En ese lugar había una criatura gigante con un arpón, flecha o jabalina clavada en un hombro. Uno de los enanos llevaba una espada de sílex muy similar a la espada rota que Tháendan había encontrado entre los restos del enano Jornen Brazofuerte en Tyr Melián... pero en aquellos hilos la espada estaba completa.

Un pasillo a la izquierda les llevó a una sala cerrada que emanaba magia. En su interior había un cofre pequeño, rodeado de cadáveres de orcos y goblins. Ídril lanzó un poderoso hechizo de contramagia, haciendo que la trampa del cofre, que percibió como una gran onda mágica que mataría al que manipulara el artefacto (como a los desdichados visitantes previos). En el cofre, una llave de plata.

Siguiendo el pasillo llegaron a una sala donde había dos salidas: una reja cerrando un arco y una boca humanoide con los dientes de piedra cerrados; comprobaron que la llave de plata abría los mecanismos de ambas salidas. Decidieron probar por la enrejada y dejar la boca para otro momento.

Al otro lado había un sencillo sarcófago de mármol sobre el suelo de piedra. La antorcha mostró runas en la lápida: hablaba de Ilnius, miembro de los Cuervos de Plata. Se trataba, sin duda, de uno de los tres enanos compañeros de Tyr Melián.

Tháendan empujó la tapa, y el cuerpo momificado de un enano apareció. Su desgastada armadura todavía lucía, y sujetaba un lienzo alargado y grisáceo. El elfo intuyó su interior y lo intentó rescatar de las manos del enano... para ver cómo el espíritu atormentado del enano aparecía en la oscuridad y atacaba al grupo. Ilnius el enano se lanzó sobre el elfo con fiereza. La Espada Rota hacía cierta mella en el fantasma, y las palabras poderosas del druida más mella todavía. Las mundanas flechas del wolfkin, sin embargo, eran inútiles.

Acabarían derrotando, purgando y dando paz al espíritu del malpocado enano. Tháendan, desenrollando el lienzo, tomó en su mano el filo de sílex que antaño formaba parte de su espada. Intentó unirlos en vano. Cansados y heridos, decidieron descansar un rato fuera de esa sala y valorar sus opciones.


Forbidden Lands: Colinas Rojas

La intemperie en las Llanuras del Dolor no son para cualquiera.

En la travesía encontrarían restos del viejo Camino del Patíbulo, que cortaba Llanuras del Dolor de sur a norte; de piedras que encajaban a la perfección gracias a las artes de ingeniería de civilizaciones antiguas. El borde del Camino marcaba cada tanto con piedras la ruta: la misma piedra tenía en relieve una ciudadela si caminabas al norte y un barco entre olas si lo hacías al sur. Entendieron que la ciudadela era esa fortaleza de la que les hablaron en varios lugares ("La Ciudadela") en la cual guardias elfos con armaduras como la que ahora llevaba Tháendan custodiaban un Mal que no debía ser liberado de esos muros. De la ruta al sur, con ese barco, no tenían ni idea. 

Pasaron un buen rato buscando dónde refugiarse y forrajeando, pero hacía un par de horas que habían entrado en Colinas Rojas, un lugar supuestamente maldito y extremadamente peligroso. Nada crecía, salvo unas plantas espinosas. El agua, rojiza, parecía venenosa y olía muy fuerte. La tierra era, efectivamente, roja, y los pequeños riachuelos, que parecían imitar hemorragias, plagaban el lugar hasta donde llegaba la vista.

En su vagar se encontraron con una pequeña banda de orcos y goblins. Iban armados y preparados para las caminatas. Midiéndose entre ellos, y con un "buenas tardes, amigos" (lo de 'amigos' se convirtió en un fin de frase común para los dos grupos) hablaron durante un buen rato. Eran de los Huesos Huecos, un clan que aglutinaba varias tribus. Al parecer tenían un líder tribal y varios grupos patrullaban las Llanuras del Dolor matando amenazas y cobrando tributos. Cuando sacaron el tema de las aldeas humanas dijeron que Harick mentía, que era un asesino de goblins y que cometía atrocidades. La tensión subió hasta que lograron calmar los ánimos y cada grupo, con palabras amables, continuó su camino.

Colinas Rojas
A la caída de la noche no habían encontrado un buen lugar de descanso, y mucho menos provisiones extra... y la Niebla de Sangre se acercaba. En ella escucharon los aullidos impíos de los Wargos de la Noche. Esa misma noche fueron atacados por ellos sin haber podido descansar. Los wargos hostigaron al grupo hasta debilitarlo, y éste debió retirarse hasta una colina pelada en la que había una serie de salientes y una entrada de aspecto extraño.
Gracias a las antorchas acabaron comprendiendo que se trataba de una roca trabajada en forma de gran calavera. Entre los wargos que atacaban y esa ominosa entrada, eligieron lo segundo. Los tres compañeros se adentraron en la oscuridad.
La Entrada

sábado, 13 de noviembre de 2021

Forbidden Lands: Comunidades

El camino de vuelta a Tyr Melián era cada vez más trillado: se transformó casi en un paseo. Descansaron allí un par de días con Evell y Adulf ocupándose de todo. Se dedicaron básicamente a cazar y buscar hierbas. La torre empezaba a tener un toque acogedor y hogareño, gracias a sus habitantes.

El plan era partir pronto, y así visitar el norte y el este de los territorios, el lugar llamado Llanuras del Dolor. Avanzaron durante todo un día adentrándose en un terreno que mezclaba taiga y tundra, con las Fauces de Frío como un eterno muro al norte de este a oeste.

Las nada halagüeñas vistas al norte

Al anochecer llegaron a una zona con tres o cuatro edificaciones cercanas, obviamente una estructura para una o dos familias. Desde unos matorrales escucharon gritos y ruido de combate. Se acercaron tomando precauciones, y acabaron combatiendo contra dos ogros que les resultaron familiares. 

La aldea de Harick y familia

Una familia estaba aterrorizada dentro de una de las casas, con los ogros exigiéndoles comida o alcohol (no quedó claro). Mataron al cabeza de familia a golpes, pero Kurt y Tháendan llegaron a tiempo con arco y espada para frenar el resto de la masacre. Los dos estúpidos ogros eran los mismos a los que habían dejado irse de Tyr Melián días atrás.

Cogiendo al cabeza de familia (Harick) y tumbándolo sobre una mesa de la casa, Ídril rogó a Cuervo una nueva oportunidad para ese hombre: el druida hizo que su cuerpo resucitara ante la mirada atónita de todo el mundo. Harick llevaba un colgante de madera tallado con el símbolo de Cuervo, que fue lo que usó Ídril para traer su alma de vuelta desde el Velo.

Pasaron una noche con la agradecida comunidad, compuesta por unos 15 miembros desde abuelos a nietos. Hablaron durante la comida y la cena, y parte de la guardia de noche (donde escucharon a algún tipo de ser arañar las puertas y paredes de madera del edificio-casa principal) sobre cuentos y leyendas de las cercanías. Sabían que había más pequeñas aldeas con las que comerciaban cuando mejoraba el clima, tanto con hortalizas como con gusuks (unos extraños reptiles bípedos). 

Los gusuks

Los gusuks eran el principal medio de transporte y carga en estas latitudes, además de alimento gracias a sus huevos y, en ocasiones, a su carne. 

Ídril rechazaría un regalo en forma de gusuks de carga para el grupo, pero agradeció conocer lugares como Vorsinghall (una peligrosa comunidad multirracial al extremo este de las Llanuras del Dolor) así como la presencia de clanes orcos y goblin que hostigaban y saqueaban toda la zona. Harick les previno sobre su peligrosidad.

Al despuntar el alba siguiente el grupo puso rumbo este, sureste: buscaban las Colinas Rojas.

domingo, 17 de octubre de 2021

Forbidden Lands: Días de Ocio

Los habitantes de Boldhome estaban en shock. Los tres compañeros habían acabado hacía unos días con un Guardia de Hierro, el gobernador de Boldhome. Algo inaudito, impensable, casi sacrílego. Ahora habían vuelto y no sólo habían matado a otro Guardia: su grifo y nada menos que un Hermano de Herrumbre mutado (ente considerado casi inmortal) habían sido exterminados también. Algún grito aislado desde las casas llamándolos asesinos, pero el silencio era quien dominaba la plaza del pueblo. Callus ordenó silencio, y que limpiaran la plaza de cadáveres. Berny el bardo trajo un carro, y se dispusieron a fundir las armas de os dos cadáveres e incinerarlos en la fragua de Gyles el herrero. El cuerpo del grifo, según criterio de Ídril el druida, no debía enterrarse, sino cremarse en el exterior varias veces; la criatura era el fruto de experimentos impíos demoníacos, y no debía mancillar la tierra ni la fragua. 
La gente permaneció en sus casas, y el grupo se fue con Callus al Viejo Molino. Hearda, la molinera y cocinera, les sirvió unas lentejas calientes y les agradeció su intervención; había sido ella quien había usado las hierbas cromáticas para que el humo de la lareira del molino lanzara destellos de alarma. Callus, avergonzado, reconoció que él no había sido ni tan valiente ni tan resolutivo. 
Callus explicó que en pueblo había gente buena, pero que no querría verse inmersa en un combate contra los de Herrumbre, ni contra los Cuervos de Plata. Los tres compañeros, de todos modos, querían aclaraciones sobre si Boldhome era enemigo de Herrumbre o no. Porque ellos lo eran. A muerte. Desde Tyr Melián ayudarían siempre a sus aliados y amigos. Y cualquiera que se alzara contra Herrumbre era, potencialmente, un amigo.

Durante los días siguientes durmieron con relativa comodidad en la Casa Común (sin la diligencia y atención de Adulf, que estaba en Tyr Melián). Aprovecharon ese tiempo para varias cosas:
  • Tháendan buscó a Gyles, el joven herrero del pueblo (no muy experto, pero entusiasta) para aprender los rudimentos de la herrería.
Tháendan en modo Celebrimbor
  • Kurt practicó en solitario en el exterior de Boldhome el tiro con arco por un lado, y la fabricación de arcos y flechas por otro, con mejor y peor éxito.
Kurt, receptivo a las enseñanzas de Cuervo
  • Por su lado Ídril estuvo aprendiendo nombres y a diferenciar tipos de hierbas con Hearda (con interés por la que dejaba destellos en el humo para las alarmas, pero sin olvidar aquellas óptimas para la cocina). 
También tuvo la oportunidad de pasear por el pueblo por las noches (el encuentro nocturno entre la Niebla Roja con el Sanguíneo de hacía unos días había dejado su mente tocada, y era incapaz de pegar ojo por las noches. Se arrimaba a las casas con intención de escuchar conversaciones ajenas sobre ellos, sobre Herrumbre, sobre los Viejos Dioses... Visitó a los guardias de la entrada, conociendo al joven y devoto Godwy, de 20 inviernos; antes de que el regente del pueblo muriera a manos del grupo estaba a punto de casarse con su enamorada, Elis. Con todo el revuelo posterior habían tenido que posponerlo. Además, la madre de Elis, una mujer de unos 50 inviernos llamada Elyn, estaba enferma de huesos y músculos. 

Ídril decidió visitarla uno de esos días. La reconoció al instante: había sido una de las que miraban mal al grupo por "alborotadores" y "asesinos". No creía en Herrumbre, pero prefería vivir de rodillas a ver a su hija y a otros jóvenes del pueblo morir de pie o en las minas de Zarakzán. Lo de vivir de rodillas es una expresión: la pobre mujer hacía meses que casi no se podía levantar de la cama. Ídril mantuvo una corta conversación teológica y sobre jóvenes enamorados con la mujer en privado, mientras Elis y Godwy se quedaban fuera de la casa de piedra. Minutos después los dos jóvenes no salían de su asombro: El medioelfo salía con Elyn del brazo, caminando, al exterior de la casa. El druida les dijo despreocupadamente "venga, vamos a pasear". Con una abrigosa estola sobre los hombros la mujer, sonriendo, volvía a andar sobre las piedras de Boldhome. Los vecinos no daban crédito. Se formó una pequeña comitiva que los seguía. Caminaron desde la casa, en la plaza del pozo, hasta el Viejo Molino, a la salida del pueblo. Ídril hablaba sobre Godwy, y Elyn confirmaba que era buen muchacho, el mejor para su pequeña Elis. Había cuidado de ellas desde el fallecimiento de su esposo, y nada la haría más feliz que que se casaran. Ídril siguió guiando a la mujer y a casi todo el pueblo en ese mediodía limpio y fresco hacia el exterior del pueblo. Acabaron llegando hasta los campos de cebada, a un antiquísimo círculo de piedras bajas (donde antaño se reunían para sentarse en las piedras los campesinos y decidir qué se plantaba y cuándo).
Allí, en ese lugar sagrado, Ídril completó casi improvisando, un ritual de emparejamiento para Elis y Godwy. El medioelfo había curado a la mujer y unido al pueblo en un momento de alegría: dos milagros en un día. Sin duda Cuervo sobrevolaba aquel lugar.
Casi toda Boldhome los había seguido, incluyendo a Tháendan (que había dejado la forja con Gyles al ver el revuelo) y Kurt (que había parado de entrenar fuera del pueblo). Elfo y wolfkin, desde la distancia y con las cejas arqueadas, miraban la ceremonia... "Así que así es como se arrejuntan los humanos. Pues qué curioso". 

Ídril, ¿nuevo párroco druídico de Boldhome?

A lo que sí se unirían, claramente, fue al convite posterior en el Viejo Molino, donde Hearda repartió cerveza de cebada para todos.

domingo, 10 de octubre de 2021

Forbidden Lands: Retorno a Boldhome

Se levantaron temprano para poder salir del bosque con día. Kurt guiaba, e Ídril aprovechó para apañar algunas de esas castañas de Aurakal que tan bien le habían venido en la otra ocasión: ¡alimento para un día!
Regresaron esta vez buscando la ruta hacia Boldhome, porque querían reunir más información sobre cierta caravana que vendría del sur (del pueblo de Ribadelya) con esclavos y alimentos. Su plan era emboscarla y tomar lo que en ella hubiera. Serí bueno contrastar datos con Callus y demás gente. En la distancia vieron ya las humeantes chimeneas de la aldea, elevadas sobre la empalizada. Pero percibieron algo extraño: el huma de una de ellas (tal vez la del Molino Viejo) era de un gris diferente... incluso en la luz del ascenso del sol matutino se adivinaban brillos en ese humo. 
Evell, en Tyr Melián. les había contado dos noches atrás que en Boldhome se usaba una hierba para señalar alarma: se secaba, se machacaba y, al echarla al fuego, añadía matices brillantes que no llamaban la atención del lego, pero que ponían sobre aviso al que estaba alerta sobre el asunto.
Recordando ésto, Ídril recomendó cautela. Se acercaron furtivos a la empalizada y se ayudaron a salvar y poder asomarse sobre los casi tres metros de empalizada. Kurt, más ligero, se subió sobre Tháendan, de dos metros y muy robusto.
Al otro lado vio el interior del pueblo. Boldhome tiene forma de llave, con un cuerpo circular por el lado oeste (lo que sería la medalla de la llave) con un pozo central rodeado de varias casas, y una línea de camino hacia el este (la pluma de la llave) jalonada de edificios hasta el Viejo Molino y el puente de entrada, que mira al este hacia Tyr Melián.
La entrada este o del puente, con el río al sur
En esta zona del pozo Kurt pudo ver a un enorme grifo con una silla de montar doble, y las espaldas de un Guardia de Hierro y de un Hermano de Herrumbre, que miraban al interior de la media luna que formaba la mayor parte de la población de Boldhome. Casi todos estaban con una rodilla hincada mientras el Hermano soltaba una letanía y movía un incensario humeante de manera simbólica sobre la gente. Vieron a Callus, a Berny y a otros del pueblo, todos de rodillas mirando al suelo.
Pensaron rápido un plan, y se dirigieron al este rodeando por el norte (al sur está el río), hacia la única entrada del pueblo: el puente. Allí un par de muchachos armados con varas les impedían el paso. Era peligroso, los de Herrumbre matarían a sus familias si permitían que ellos se presentaban en el pueblo. Al final, de un modo u otro, pasaron. El plan era Kurt al norte con su arco entre las casas, Tháendan al sur también escondido hasta el momento de cargar hacia el pozo. Ídril, con su túnica y su máscara de cuervo avanzaría por la calle principal hacia el oeste hasta encontrarse con la gente en el pozo también.
Boldhome
Cuando el Guardia vio al medioelfo llegar por el medio de la calle ató la rienda del grifo al arco metálico del pozo. Su guantelete se posó en el pomo de su espada. El Hermano detuvo su letanía de admonición y perdón, y observó al recién llegado. Tras una breve discusión entre el medioelfo y el sacerdote, el primero invocó un hechizo de serenidad, instando al Hermano a tirar sus armas y a arrodillarse ante él. El Hermano dudó, resistiendo con todas sus fuerzas el poder del hechizo... él también conocía el poder de los dioses. Kurt, oculto a varios metros tras la esquina de una casa y Tháendan, que llegaba andando a paso vivo (para que los pueblerinos no se asustaran si llegaba corriendo, alertando al Guardia de Hierro) por la espalda de sus enemigos. 
El Guardia de Hierro
La flecha de Kurt casi impactó entre el yelmo y la malla de hierro del Guardia, que se llevó una mano al cuello y otra a la espada. Tháendan desenvainó la espada rota, e impactó de lleno contra el flanco del ya herido Guardia, derribándolo. El choque de voluntades de Ídril y el Hermano se resolvió cuando éste último gritó y cuatro brazos (dos de ellos armados con espadas cortas) asomaron bajo su enorme capa... "¡cosas de demonios!" exclamó el medioelfo. 
Herrumbre da a los Hermanos extrañas habilidades
El combate continuó con el Guardia desangrándose en el suelo, intentado volver al combate; Tháendan y Kurt centrándose en el Hermano, mientras Ídril (de constitución más frágil y menos dado al combate físico) intentaba cubrirse de los ataques como podía. Callus, el líder de facto de Boldhome, se alzaría empuñando una daga entre la espantada gente del pueblo que intentaba refugiarse en sus hogares. Los ataques combinados acabarían con el Hermano en el suelo apuñalado y con flechas en su espalda. 
El nervioso grifo, que llevaba todo el rato intentando librarse de las riendas para huir del lugar, logró romper las tiras de cuero e inició el vuelo... pero Kurt el wolfkin no lo permitiría, y un muy preciso disparo entraría con la tripa de la criatura que, renqueante, descendería a tierra de nuevo entre el grupo de combatientes. Tháendan e Ídril no se esperaban demasiado la llegada de este nuevo enemigo, que lanzaba garrazos a diestra y siniestra con sus patas delanteras de águila. 
Los grifos de Herrumbre
De poco le sirvieron, pues la destreza del elfo con la espada (capaz de sortear la armadura de su rival) y del wolfkin con el arco (muy hábil en buscar el lugar preciso para dañar a sus blancos) fueron letales en cuestión de pocos segundos.
Cuando todo terminó en la plaza del pozo sólo estaban ellos, Callus y los cadáveres de los dos siervos de Herrumbre y del grifo manchando de sangre la piedra del suelo. Sin aliento, se miraron unos a otros. 

Habría que valorar qué demonios significaría esta acción en su devenir.

viernes, 8 de octubre de 2021

Forbidden Lands: Ordenamientos

Llegaron de vuelta sin demasiados problemas en menos de media jornada a la Torre, ante la cual había acampado dos ogros. Adulf, desde una de las saeteras gritaba "¡ahora sí que os va a ser hora, garrulos!". Los tres compañeros se prepararon para el combate.

Los dos ogros acusaron a Evell de no permitirles la entrada. Sólo querían algo de cerveza de Boldhome (seguro que alguna escondían en la torre) y pasar un buen rato. Y la mujer no se lo había permitido. Aquello encendió los ánimos. Kurt rodeó la torre y la subió por detrás para tener a los ogros a tiro de arco desde una posición elevada. Tháendan desenvainó y cubría a Ídril. El medioelfo prefirió usar sus habilidades mágicas... calmó a los dos ogros con un hechizo de serenidad, convenciéndolos de que se retiraran sin demasiados alborotos. Los dos ogros cedieron gracias a la magia, acusándolos de ser unos carcas y unos aburridos, además de ser unos listillos de orejas picudas. Pusieron rumbo norte y se perdieron en la lejanía.

Evell agradeció la intervención, ya que llevaban un par de días cerrados en la torre con los ogros en el exterior. El grupo reconoció que madre e hijo habían actuado correctamente.

Cenaron, descansaron, forrajearon los alrededores, cazaron un ciervo que Evell prepararía... estaban en casa. Pero faltaba visitar de nuevo el Aurakal.

Una fresca mañana de mediados de Bajoinvierno pusieron rumbo al bosque de Aurakal, evitando Boldhome para no retrasarse. Los tres amigos tardaron menos de media jornada en introducirse en el tupido bosque de coníferas. Gracias a los recuerdos de Ídril, que ya había estado en la zona, llegaron al pórtico de ramas que servía de entrada a la necrópolis. Allí, en un silencio reverente, observaron las vasijas campaniformes donde los restos de los elfos reposaban. Kurt acabaría encontrando un pequeño osario wolfkin, como si ambas especies hubieran luchado juntas y se les reservara un lugar junto a sus aliados elfos. 

El "Rey Sedente"

Tháendan examinaba al "rey sedente", esa figura regia que parecía sentada en la vasija que, rota ya por un lado, contenía sus restos. No tenía sentido... los elfos no "morían", no entendía qué pudo llevar a esos ancestros a ser enterrados... ¿y sus rojas gemas? ¿Robadas? ¿Extirpadas? Aquellos hechos merecían ser investigados. Mientras pensaba en eso, el rey se levantó y lanzó varios mandobles contra el elfo. Tháendan los esquivó y se preparó para desenvainar a Rot Ode, su espada rota de sílex. El combate se alargó y requirió un esfuerzo extremo al elfo, pero logró derrotar al no muerto. Nadie percibió nada, y Tháendan se vio inclinado sobre el cadáver del rey elfo como unos minutos atrás... había sido como una ensoñación. La diferencia principal fue ver cómo, en el cuello del cadáver, había aparecido un colgante de plata con forma de cuervo como el que Ídril llevaba con orgullo.

Rot Ode, la espada rota

Kurt, al mismo tiempo, registraba las tumbas wolfin. Con su espada removía el suelo para ver si encontraba algo curioso, y se detuvo al desenterrar los restos de una tira de cuero decorada con unas largas escamas de colores. Era un adorno para atar en la unión del brazo con el hombro, al estilo wolfkin. Su padre llevaba uno igual, recordó. Pero su padre había muerto hace meses, a manos de los Guardias de Hierro de Herrumbre y aquella sacerdotisa de Heme. 

Un brazo agarró el suyo, surgido del interior de la tierra. El corazón casi le salta del pecho al ver surgir del barro un esqueleto que agarró su zurrón y salió corriendo hacia el bosque. Kurt lo persiguió a la caza, dando con él varios minutos después. Logró subir a un árbol y derribarlo de un flechazo en el cráneo. Cuando se acercaba a recuperar sus cosas apareció de entre los árboles un enorme avatar de la cazadora Heme, riéndose de Kurt y de su familia. Incapaz de aguantar las burlas, intentó el ataque, pero Heme era poderosa y temible. Kurt desesperó, pero un enorme cuervo cayó en picado sobre la diosa, rasgándole la cara y arrancándole los ojos y el rostro hasta el hueso: Kurt cargó su arco y la flecha atravesó la cabeza despellejada, cayendo el cuerpo inerte sobre la hierba. El cuervo, posado en una rama, movió su cabeza en símbolo de respeto y reconocimiento hacia el wolfkin. Y entonces despertó con el abalorio de cuero y escamas en la mano. En el rey sedente apareció un nuevo amuleto, esta vez para Kurt. Habían superado la prueba.

Al poner en común estas ensoñaciones Ídril explicó que su prueba había sido realmente física, mientras que las suyas habían tenido lugar en el espacio de la mente. Quizá la estatua de Herrumbre había dado poder físico a los no muertos, mientras que al romperla y desecrarla las pruebas habían pasado a ser en una lucha mental o espiritual de algún modo. 

Asintiendo serios con los amuletos en la mano decidieron que lo mejor sería acampar en ese mismo lugar.

domingo, 26 de septiembre de 2021

Forbidden Lands: El Islote del Fantasma

Mulgora se los llevó a su isla y les sirvió un té en su choza que, más bien, eran un conjunto de cúpulas bajas interconectadas hechas con madera entrelazada y pieles de diferentes criaturas. Dentro de una de las cúpulas más amplias había una pequeña hoguera con hornillo, donde el agua empezó a hervir. Había todo tipo de artilugios de pesca, pieles, pescado secando en el exterior... los ojos de Tháendan se posaron en un mandoble colgado con cuerda de tendón en una de las paredes curvas: Dentellada, la espada de Mulgora. Porque toda espada debe tener un nombre.

Hablaron durante horas de Tyr Melián, de su vida eremita, de los Cuervos de Plata y de cómo eran una orden casi de caballería encargada de proteger Vivend y Lejano Vivend de los sureños alderlanders. De cómo la Niebla Roja había cambiado todo eso.

Una de las chozas con vistas al mar de Mulgora

Idril enarcó las cejas. Hizo varias preguntas sobre los tiempos pasados, que Mulgora relató como eventos recientes. Acabaron comprendiendo que la mujer orco (de unos 40 años) tenía, o eso parecía, más de 300 en realidad. Eso excedía con creces la longevidad conocida para un orco. Algo pasaba en ella, o en esa isla extraña. Descubrieron también que esa mujer estaba presente y parte de esos siete personajes (3 enanos, 2 elfos 1 wolfkin y 1 orco) que salían representados en los picheles de plata de Tyr Melián.

Decidieron que los dioses Cuervo, Barro o Caudal tendrían algo que ver. El grupo insistió en que debía volver a Tur Melián con ellos para ayudar en la lucha contra Herrumbre y Heme.

Mulgora no quería volver a tierra, con otras gentes, ya que consideraba que los dioses la habían puesto precisamente allí. Quizá para aguardar a la venida de los tres compañeros.

Se pasaron dos noches en la isla aprendiendo algunos trucos que les valdrían para la lucha. Era una combatiente temible y astuta. Al amanecer del tercer día se despidieron en la playa con palabras amables. Mulgora estaría allí si necesitaban más ayuda, pero ahora era su momento de luchar; el de ella había pasado.

Les dio un mapa pintado en una extraña piel escamosa blanco (el primer mapa que habían visto), y les indicó varios lugares al norte, al este y al oeste... Se veía el pequeño islote del Fantasma (el hogar de Mulgora), la torre de Tyr Melián a su suroeste; el bosque de Aurakal rodeado por la ciénaga del Astado... La mina de Zarakzán justo al norte en medio de las Fauces de Frío, y otros lugares...

En runas antiguas se puede leer: "condena eterna al que se ría de este diseño en Paint". 

  • Al norte, La Ciudadela: una antigua fortaleza elfa que custodiaba un Mal aún más antiguo. 
  • Caldarium, un valle al nor-noreste, enclavado entre los grandes picos de las Fauces de Frío; extraño por su clima cálido entre nieves eternas.
  • Las Llanuras del Dolor, que ocupaban con taiga y tundra todo el este hasta el mar... pobladas por pequeños asentamientos de humanos norteños ailander, y tribus de orcos y goblins unidos en clanes.
  • Una cruz marcaba las Colinas Rojas, un conjunto de terrenos irregulares donde los ríos manan rojizos hasta el mar.

A Tháendan le dijo que su espada de sílex era ya vieja cuando Jornen la encontró. Los tres enanos la separaron en tres partes para que no cayera en malas manos cuando empezaron a intuir el final. Sin saber demasiado, creía que una de ellas podría estar en las Fauces de Frío, quizá por los valles de vapor del Caldarium.

Quedaba mucho por explorar y descubrir, sin duda.