Los habitantes de Boldhome estaban en shock. Los tres compañeros habían acabado hacía unos días con un Guardia de Hierro, el gobernador de Boldhome. Algo inaudito, impensable, casi sacrílego. Ahora habían vuelto y no sólo habían matado a otro Guardia: su grifo y nada menos que un Hermano de Herrumbre mutado (ente considerado casi inmortal) habían sido exterminados también. Algún grito aislado desde las casas llamándolos asesinos, pero el silencio era quien dominaba la plaza del pueblo. Callus ordenó silencio, y que limpiaran la plaza de cadáveres. Berny el bardo trajo un carro, y se dispusieron a fundir las armas de os dos cadáveres e incinerarlos en la fragua de Gyles el herrero. El cuerpo del grifo, según criterio de Ídril el druida, no debía enterrarse, sino cremarse en el exterior varias veces; la criatura era el fruto de experimentos impíos demoníacos, y no debía mancillar la tierra ni la fragua.
La gente permaneció en sus casas, y el grupo se fue con Callus al Viejo Molino. Hearda, la molinera y cocinera, les sirvió unas lentejas calientes y les agradeció su intervención; había sido ella quien había usado las hierbas cromáticas para que el humo de la lareira del molino lanzara destellos de alarma. Callus, avergonzado, reconoció que él no había sido ni tan valiente ni tan resolutivo.
Callus explicó que en pueblo había gente buena, pero que no querría verse inmersa en un combate contra los de Herrumbre, ni contra los Cuervos de Plata. Los tres compañeros, de todos modos, querían aclaraciones sobre si Boldhome era enemigo de Herrumbre o no. Porque ellos sí lo eran. A muerte. Desde Tyr Melián ayudarían siempre a sus aliados y amigos. Y cualquiera que se alzara contra Herrumbre era, potencialmente, un amigo.
Durante los días siguientes durmieron con relativa comodidad en la Casa Común (sin la diligencia y atención de Adulf, que estaba en Tyr Melián). Aprovecharon ese tiempo para varias cosas:
- Tháendan buscó a Gyles, el joven herrero del pueblo (no muy experto, pero entusiasta) para aprender los rudimentos de la herrería.
Tháendan en modo Celebrimbor |
- Kurt practicó en solitario en el exterior de Boldhome el tiro con arco por un lado, y la fabricación de arcos y flechas por otro, con mejor y peor éxito.
- Por su lado Ídril estuvo aprendiendo nombres y a diferenciar tipos de hierbas con Hearda (con interés por la que dejaba destellos en el humo para las alarmas, pero sin olvidar aquellas óptimas para la cocina).
Ídril decidió visitarla uno de esos días. La reconoció al instante: había sido una de las que miraban mal al grupo por "alborotadores" y "asesinos". No creía en Herrumbre, pero prefería vivir de rodillas a ver a su hija y a otros jóvenes del pueblo morir de pie o en las minas de Zarakzán. Lo de vivir de rodillas es una expresión: la pobre mujer hacía meses que casi no se podía levantar de la cama. Ídril mantuvo una corta conversación teológica y sobre jóvenes enamorados con la mujer en privado, mientras Elis y Godwy se quedaban fuera de la casa de piedra. Minutos después los dos jóvenes no salían de su asombro: El medioelfo salía con Elyn del brazo, caminando, al exterior de la casa. El druida les dijo despreocupadamente "venga, vamos a pasear". Con una abrigosa estola sobre los hombros la mujer, sonriendo, volvía a andar sobre las piedras de Boldhome. Los vecinos no daban crédito. Se formó una pequeña comitiva que los seguía. Caminaron desde la casa, en la plaza del pozo, hasta el Viejo Molino, a la salida del pueblo. Ídril hablaba sobre Godwy, y Elyn confirmaba que era buen muchacho, el mejor para su pequeña Elis. Había cuidado de ellas desde el fallecimiento de su esposo, y nada la haría más feliz que que se casaran. Ídril siguió guiando a la mujer y a casi todo el pueblo en ese mediodía limpio y fresco hacia el exterior del pueblo. Acabaron llegando hasta los campos de cebada, a un antiquísimo círculo de piedras bajas (donde antaño se reunían para sentarse en las piedras los campesinos y decidir qué se plantaba y cuándo).
Allí, en ese lugar sagrado, Ídril completó casi improvisando, un ritual de emparejamiento para Elis y Godwy. El medioelfo había curado a la mujer y unido al pueblo en un momento de alegría: dos milagros en un día. Sin duda Cuervo sobrevolaba aquel lugar.
Casi toda Boldhome los había seguido, incluyendo a Tháendan (que había dejado la forja con Gyles al ver el revuelo) y Kurt (que había parado de entrenar fuera del pueblo). Elfo y wolfkin, desde la distancia y con las cejas arqueadas, miraban la ceremonia... "Así que así es como se arrejuntan los humanos. Pues qué curioso".
Ídril, ¿nuevo párroco druídico de Boldhome? |
A lo que sí se unirían, claramente, fue al convite posterior en el Viejo Molino, donde Hearda repartió cerveza de cebada para todos.
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