viernes, 21 de enero de 2022

Forbidden Lands: ¡Anélidos!

Con los guardias reducidos comenzaron a extraer información del único que estaba vivo y consciente. Presionado, les dijo que estaban teniendo problemas con los gusanos abisales, así que estaban usando esclavos para "calmarlos".

Se quedaron unos minutos sin tener muy claro cómo actuar, hasta que vieron salir a uno de los guardias al exterior, con terror en la mirada y gesto de desconexión total con la realidad. Tháendan lo derribó de un golpe sin problema... Algo perseguía al guardia: un enorme gusano abisal surgió de la entrada de la mina: unos 6 metros que eran cerca de la mitad de la criatura.

¡Gusanos Abisales!

La enorme boca rugió en silencio sobre la nieve, con nuestros héroes asombrados por la imagen de la increíble criatura. El monstruo se elevó y descargó su peso sobre el suelo de la explanada, creando enormes grietas y lanzando a Tháendan y Kurt por los aires y de vuelta al suelo debido al terremoto... por suerte sin daños sobre ellos pero tumbando todas las construcciones del lugar. El wolfkin se concentró en lanzar múltiples flechas dentro de la boca de la criatura al grite de "¡a la boca, elfo! ¡reviéntale la boca!", mientras éste (enardecido por la voluntad que Idril el druida le envió por medio de hechizos) descargó la hoja de su espada de sílex también contra ese punto débil aplicando toda su pericia guerrera y habilidades de combate, arriesgando su cuerpo y sacrificando parte de su armadura de escamas.
Gracias a la enorme pericia de nuestros héroes la criatura sucumbió sin poder hacerles daños severos, aunque quedaron agotados; así que se internaron en la mina a gritos intentando llamar a supervivientes. Más de treinta se unieron a los quince que estaban ya en el exterior, pero otro peligro en forma de gusano gigante surgió del suelo al llamado de las voces y las carreras, generando enormes temblores en las galerías subterráneas. Valorando sus posibilidades contra un gusano el doble de grande que el anterior, decidieron moverse entre cascotes y rocas y salir de la mina antes de ser devorados. La zona de las tiendas de campaña donde los guardias custodiaban alimentos, herramientas, ropa y armas estaba quebrada por el ataque del anterior gusano, impracticable sin ponerse en peligro, así que decidieron salir al exterior del recinto, examinar a los ya no esclavos y valorar sus opciones.

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