martes, 22 de julio de 2025

El fin del Hombre Largo.

 Durante un tiempo el grupo estuvo perdido en sus decisiones e indecisiones.

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Grüber y Hall se aliaron en su búsqueda de una cura para la heliofobia hematofagia, pero los diversos experimentos daban resultados no concluyentes o, directamente, contrarios a toda ciencia conocida.

La viuda Thompson empezó a usar su poder para convencer a varios especuladores inmobiliarios de lo buena idea que sería venderle a ella casas a precios bajísimos. En el bufete de abogados de la viuda, propiedad de un amigo de la familia, sir Gideon Forrester, estaban asombradísimos.

McKenna iba y venía. Su última andanza había sido internarse en Liverpool buscando respuestas. Allí, tras varios días infiltrado, escuchó rumores nocturnos sobre una figura de poder llamada Inglewood, al que se referían como Príncipe de Liverpool. Por lo visto había varios vampiros en la ciudad y otros habían salido rumbo Manchester para tomar el control de la decapitada urbe.

Powell rondaba en busca de recuerdos por la cambiada ciudad, y fue así como se acabaría encontrando con los médicos de nuestro grupo y estableciendo contacto con todos ellos.

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Durante las siguientes semanas buscaron al Hombre Largo, que siguió asolando los barrios y abrazando a niños sin orden ni concierto (y en varias ocasiones atacando a Grüber y haciéndole beber de su sangre), presa de cierta locura que no entendían. Lograron desentrañar ciertos enigmas, como el del vampiro horrendo llamado Tadeus, que vivían en unos restos romanos bajo la ciudad. Vampiro que apareció hecho cenizas bajo un pozo, dejando un par de libros extraños que Hall guardó.

Hubo un encuentro en la ciudad donde políticos, empresarios, personalidades y artistas compartieron una noche en el ayuntamiento, lugar donde investigaron quién o qué estaba intentando hundir el proyecto del gran canal, consiguiendo inculpar a un funcionario corrupto que trabajaba para Liverpool (máximos interesados en que el proyecto fracase).

También lograrían capturar a una réplica de Hombre Largo, que resultó ser uno de los niños... pero alargado y cambiado físicamente por artes oscuras.

También tuvieron un amargo encuentro Grüber, McKenna y Hall con otros vampiros en la Albert Square, ante el ayuntamiento. Un vampiro nuevo en la ciudad hablaba con varios altos funcionarios, y el grupo entendió que era claramente una forma de control mental. Siguieron al tal vampiro y a sus dos guardaespaldas no muertos hasta un pub llamado El Ángel, al norte del centro. El vampiro, proclamándose Príncipe de Manchester, exigió su obediencia y lealtad. Digamos que todo acabó mal y las garras de Hall y la enorme fuerza inhumana de McKenna lograron acabar con dos de ellos rápidamente (para su sorpresa); Grüber acabaría con el "principe"... poco digno de tal título. 

Lo peor fue que, en su ignorancia, entendieron que sorbiendo toda su sangre acabarían con ellos con más facilidad... Grüber sería al único que no tendría la desgracia de hacerlo correctamente, para suerte de su alma.

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Durante los días el doctor Hall está custodiado por Nuli, una mujer asiática de 35 años, 30 de los cuales los ha pasado en compañía del vampiro.

Nuli es, a su vez, distinta. Tiene ciertas capacidades innatas que le permiten usar cierta magia simpática de forma muy eficiente. Lo había demostrado preparando curas para pacientes de la consulta y también siendo capaz de generar sellos en la puerta de la casa que impedían la entrada a desconocidos de voluntad débil.


Nuli era un misterio en sí misma, con un origen desconocido, una criada diligente y fiel, leal hasta el tuétano... a la que Hall quería dar la libertad total. Quería alejarla de sí, ponerla a salvo de esta oscuridad. Pero Nuli soñaba con la inmortalidad y con la posibilidad de permanecer con su maestro.

Pero, ¿podría ser que otros estuvieran tras ella? La secta Ye Long, aliados de Powell, han estado buscando algo en la ciudad usando artes oscuras... algo que perdieron hace mucho y que llevan buscando por Europa décadas. ¿Podría tratarse de ella?

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Y, hablando del Ye Long y Powell... los explosivos están listos. Los asiáticos, especialistas en pólvora, le dieron a su aliado la suficiente para volar el Palacio de Pomona.
Powell, noches atrás, había seguido el rastro de niños vampiro hasta los jardines de Pomona, un lugar al sur dedicado al ocio y al arte. Un palacio endeble y en desuso permanecía allí, futura víctima de la magna obra de dragado para hacer el gran canal: todo el inmenso jardín público quedaría cubierto por las aguas del río Irwell, y el palacio, otrora lugar de bailes y teatro, sería derribado.

Ese palacio estaba siendo ahora refugio diurno del Hombre Largo y de sus chiquillos. El plan era volarlo a primera hora de la mañana  con todos dentro, usando una mecha retardada.
Cosa que hicieron.

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Días antes hubo un cisma en el grupo. Grüber había sido víctima de un incendio en su casa, estando fuera por suerte. Descubrieron que un muchacho acompañado por dos adultos había arrojado botellas en llamas contra su farmacia.
Supieron que eran el monaguillo de Santa Ana, una iglesia del centro. Los dos hombres eran uno el párroco, y otro un tipo grande y alto, vestido con pieles sin curtir como si fuese un trampero americano.

Decidieron, una noche, asaltar la iglesia buscando respuestas... pero la violencia usada fue desmesurada. Powell destrozó con sus garras al trampero y lanzó desde al campanario al párroco, Thompson rompió el cuello al monaguillo. Hall presenció casi todo, y se quedó muy impresionado  y conmocionado. Grüber, en el exterior, sólo vio caer al párroco ante sí, y su cabeza casi le estalla. No quería saber nada más de todo aquello.
Por eso, para volar el palacio de Pomona sólo estaban Thompson y Powell.

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Grüber centró sus noches posteriores en visitar a los Grant. El pobre doctor Grant había quedado ciego en un accidente de laboratorio unos días atrás (Grüber le dio una muestra de su sangre y éste, al analizarla, la expuso al sol y la muestra estalló en el tubo de vidrio, lanzando esquirlas sobre los ojos del doctor). La sobrina de Grant, Jessica Hillfort, a la que Grüber había conocido semanas atrás, cuidaba de su tío y atendía al joven Johann siempre que podía. Entre los dos afloraban grandes sentimientos.

También en hacer largos turnos de noche en la Royal Infirmary y en hacerse con aliados, como Phillip McAndrew, un joven abogado de la firma de Forrester.

Hall fue casi capturado por el investigador Aldous Cobblepot, de la metropolitana. Buscando pistas sobre la desaparición de sir Charles Guthrie (que Hall había matado un par de semanas atrás al descubrir que era un pederasta), Cobblepot consiguió una orde de registro para la casa del vampiro. Todo resultó un caos, y Hall logró reducir y atar al investigador y a 3 agentes, a los que retuvo durante unos días dándoles pequeñas dosis de su propia sangre. Ahora son sus agentes.


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Con el grupo dividido por lo ocurrido en Santa Ana, fue la fortuna la que los guio a la estación de tren de London Road, donde el Hombre Largo tenía otro refugio. Tras un breve intercambio de palabras, lucha entre ellos (ya que Grüber estaba dominado por la sangre), combate a muerte con el Hombre Largo e incendio posterior, lograron escapar de la zona dejando un vagón ardiendo y a uno de los niños chiquillo huyendo de allí... quizá para tramar su venganza.