En mi infancia y adolescencia los juego de ordenador estuvieron presentes en gran medida. Tendría yo unos 7 años cuando a mi primo Marcus le regalaron un Spectrum 128k.
La Tumba de Ellak: juegazo! |
De juegos más recientes recuerdo que me encantaban el primer Alone in the Dark y los point and click estilo Maniac Mansion, Indiana Jones o el impresionante Shadow of the Comet. Baldur's Gate llegaría después, con mucho éxito para mí. Recuerda aquella quest donde un muchacho quería meterse a aventurero y, si conseguías hacerle ver lo poco romántico y peligroso que podía llegar a ser, ganabas un montón de experiencia. Más que en un encuentro mata-mata. Recuerdo que, en aquella época, me hizo pensar bastante.
Por el medio solía darle al Doom, Quake, Delta Force. Otros que me inspiraron para sistemas de gestión dentro de las partidas fueron el Masters of Orion, Starcraft, Warcraft o el Age of Empires.
Más recientemente me enamoré y tuve una ruptura muy dolorosa con el World of Warcraft (jugué un par de años, hasta la Burning Crusade, y luego lo dejé hacia 2007, bastante cansado de la gente más que del juego en sí). También el Elders Scrolls Morrowind y Skyrim.
Supongo que un buen juego es como un buen libro o una buena serie. O una buena ilustración. O una buena conversación.
Al final sacas de todas partes para poder disfrutar más en la mesa de juego.
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