Duró varios minutos, pero el ataque fue feroz. Varios orcos surgieron de la torre, pero lo hacían aterrados, presas del pánico. Los tres montaraces tuvieron que esmerarse en el combate, pero finalmente todos los orcos cayeron.
Los orcos portaban bolsas de cuero con dedos cortados... todos ellos con anillos todavía adornándolos.
Se acercaron a la torre, pero el miedo apresó sus corazones, y decidieron no avanzar demasiado en su exploración. Cruzaron el muro y llegaron a asomarse al edificio principal, pero se negaron a subir a los pisos superiores de la torre. Una nube negra giraba ensombreciendo el lugar.
Volvieron a Rhaglaw y contaron a Arathorn (despistado y con una actitud muy poco propia del hijo de Arador, nieto de Argonui, sentenció Kargor) lo que habían visto. Arathorn se mostraba indeciso en sus órdenes, no tenía claras las prioridades... algo despistaba sus pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario