Acabo de terminar los ocho episodios que componen la (¿primera?) temporada de la serie The River, producida por Spielberg (que últimamente se mete a todo, el tío). Protagonizada por Bruce Greenwood, Leslie Hope o Paul Blackthorne entre otros, nos narra la historia de un Félix Rodríguez de la Fuente a lo Gran Hermano: Emmet Cole, junto a su mujer y su hijo, viajan por todo el mundo presentando, y al mismo tiempo protagonizando, un programa de divulgación científica de corte naturalista, todos navegando en un barco llamado Magus por los sitios más recónditos de la Tierra. Dos décadas de programa después, los roces entre la familia, el equipo, las ideas de unos y otros, crean fricciones.
En un momento dado Emmet Cole deja a todo el equipo en tierra, incluida su familia (su hijo, ahora adulto, llevaba años sin salir en el programa, centrado en sus estudios) y los sustituye por gente nueva. Se embarca en una misión hacia lo más profundo del Amazonas, buscando "magia", a la zona conocida como la Boiuna. Al poco, desaparece sin dejar rastro. Los meses pasan, y todos dan a Emmet por muerto.
En un movimiento desesperado el antiguo productor del programa, Clark Quitely logra reunir presupuesto, al viejo equipo y convence a la mujer de Cole, Tess, y a su hijo Lincoln (ahora médico) para montar un grupo de rescate, buscar al Magus e intentar encontrar a Emmet. La condición es que todo sea grabado.
Tess Cole y Clark Quitely junto a dos cámaras.
La serie se supone que es el montaje de todo lo grabado por el grupo. Todas las escenas son en visión subjetiva, todo plano de la serie o bien es porque algún personaje lo grabó o bien porque una de las cámaras fijas del barco captó la imagen. Este fue uno de los factores que me atrajo de la serie.
El alemán Kurt Brynildson, experto en seguridad,
contratado para la misión de rescate.
Yo le pondría un 6.5. Me parece de buena factura, el guión es simple pero al mismo tiempo aporta algo y crea cierta expectación recurrente que hace que apetezca seguirla. Cabe señalar que me la vi en tres días. Si hubiera tenido que esperar dos meses creo que no me hubiera enganchado igual.
La ambientación gana con el tiempo, ya que al principio me pareció un poco Sobrenatural con cámara al hombro. A partir del tercer o cuarto episodio gana entidad y se deja ver bien. El sexto es genial. Los dos últimos episodios, a pesar de tener sorpresas grandes que no se acaban de resolver, completan la serie bastante mejor que, por ejemplo Falling Skies, cuyo final me parece deprimente.
La serie habla de tradiciones sudamericanas y, sobre todo, de historias de la cuenca del Amazonas, e introduce cierto nivel de ambiente sobrenatural que la hace creíble y fantástica a la vez, como una partida de Cthulhu o una película de Indiana Jones. No muestra demasiado, guarda el misterio y, a la vez, nos pide ver más y más.
El punto que toda serie que se precie necesita: gracias Dr. Cole.
¿La recomiendo? Si te gustan las aventuras en la jungla, búsquedas y resolución de misterios ocultos, o estás ambientándote (como yo) para Hollow Earth Expedition, creo que The River te puede interesar.
Un saludo, y recordad que "hay magia alrededor".
Ya hay varios amigos que me han recomendado esta serie...y he visto algunos trozos de capítulos sueltos. Ya sé que no por temática, pero...¿Crees que el tipo de terror, o la atmósfera tienen un toque lovecraftiano? lo que he visto me ha parecido bastante tentacular.
ResponderEliminarUn saludo, buena reseña y felicidades por el blog!.
Buenas, SvK!
ResponderEliminarDesde mi punto de vista es muy lovecraftiana. Si consideramos que casi todos los relatos de Los Mitos están narrados en primera persona, veremos que esta serie coge el espíritu de esas narraciones y, a diferencia de otras como Sobrenatural, Buffy, Millenium..., nos está indicando que lo que pasa "es cierto". Imagina Las Montañas de la Locura en la jungla y más light (mucho más, ojo). Mis consejo sigue en pie, vale la pena; sobre todo porque son ocho episodio de cuarenta minutos, no 6 temporadas de 20 episodios cada una.
Un saludo y gracias por el comentario!