La llegada de Ídril a Boldhome al galope justo antes de que se iniciara el festival fue una sorpresa para muchos. Pidió ayuda para montar un carro tirado por el par de lévogs que tenían cargado con algo de comida, agua y ropa de abrigo. Berny el juglar lo conduciría.
Ídril había viajado toda la noche con una simple parada: una aldea antes desconocida al este de Zarakzán. Allí había unos humanos que habían ocultado su presencia hasta que los temblores de los anélidos tumbaron su empalizada. El medioelfo les pidió ayuda, explicando que habían matado a los esclavistas sureños; pero su líder, un hombre bajo y robusto vestido con ropajes de oso demostró poco interés en ayudar a no ser que se les pagara en oro. Ídril entendió que no tenía más tiempo que perder y, maldiciendo el inútil desvío en su viaje, puso rumbo sur de nuevo.
Para Kurt y Tháendan esa noche fue larga y de vigilia. Ayudados por algunos de los liberados recuperaron algo de comida que repartieron de manera espartana y material combustible para una hoguera que conseguirían mantener encendida toda la noche.
A la llegada de Ídril y el carromato a la mañana siguiente todos respiraron aliviados. Rápidamente repartieron la ropa y la comida y montaron en el carromato a los que estaban peor, iniciando la marcha hacia Boldhome. Pero, por el rabillo del ojo, vieron a unos 5 ó 6 de los de la aldea del "hombre oso" acercarse a la entrada de Zarakzán. Los tres Cuervos de Plata dieron vuelta con los gusuks y les dejaron claro con amenazas que esa mina ahora estaba bajo su control. Una desafortunada flecha de Kurt (que pretendía ser un certero disparo pero que se fue a la Quinta del Nabo) fue tomado como un disparo de advertencia que puso en fuga a esos hombres.
Volvieron a Boldhome, llegando al anochecer previo del Día del Despertar: al día siguiente celebrarían la llegada del primer mes de primavera.
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