A principios de los noventa sacaron una colección de homenaje a Tolkien. En el primer volumen venían dos historias que me encantaron. La primera fue la de Reave el Justo, de Stephen Donaldson; la segunda fue El Puente del Troll, de un tal Terry Pratchett.
Me pareció acojonante. Buenísima. La historia de Cohen y su caballo, y su encuentro con Mica y su familia me pareció una genialidad.
Luego llegarían El Color de la Magia, La Luz Fantástica, Rechicero... No soy muy fan, porque ninguno de esos libros, ni Pirómides, El País del Fin del Mundo o Guardias, Guardias... me gustaron tanto como El Puente. Conocer a un Cohen totalmente distinto al del relato me desilusionó.
En fin; que las enfermedades mentales son una mierda, las que deterioran a personas antes sanas otra mierda y las que borran la memoria deteriorando la mente de personas antes sanas, pues una ocurrencia de mierda.
Y el que no quiera llegar a ello, tiene mi apoyo y mi simpatía aunque no la busque.
Lástima que nos ha dejado un genio que ha hecho reír a millones de personas con su inventiva y su narrativa. Que la tierra sea leve, señor Pratchett.
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